Opinión

Fútbol femenino

POR LO que sea, el fútbol femenino siempre permaneció arrinconado, con precaria repercusión mediática y escasez de seguidores, pese a que la selección se creó oficialmente por la Federación en 1983. Y ya existía desde 1971, cuando el fútbol femenino no estaba reconocido a nivel oficial ni por la RFEF ni por la FIFA. Bien, pues de pronto, surge el furor.

Sintoniza uno cualquier canal de deportes televisivo, y se emite fútbol femenino a todas horas, a veces justificado por sus éxitos internacionales. Pero el arrebato o la vehemencia, que de por sí no es perjudicial, obedece a varias causas, en parte debido a la cargante exacerbación feminista por la igualdad, en su pugna con el machismo, la que suele preconizar la desigualdad que pretende combatir.

El caso es que cualquier club que se precie cuenta ya con su equipo femenino, e incluso el Real Madrid se vio obligado a adquirir una plaza para competir en la Liga Iberdrola, que le costará sobre dos millones de euros, quizá un poco a regañadientes de Florentino. Solo falta que el entusiasmo sea absorbido por el negocio. No se sabe si será el despegue definitivo o si acabará en fracaso, pero el equilibrio no llegará hasta que los equipos sean mixtos en las ligas principales.

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