Opinión

Frondosidad

CUANDO nos movemos por un espacio frondoso, de vegetación generosa, solemos decir o pensar que pisamos un vergel, realzándolo como paraje o lugar pertinente para disfrutar de la naturaleza y del entorno ambiental. Pero no siempre lo boscoso o selvático es deseable o apetecible para levantar nuestro ánimo y disfrutar del paisaje; hay casos en que es consecuencia del abandono y la dejadez que bloquea o inmoviliza la mano del hombre. Es el caso de Lugo, con su área urbana, sobre todo la que comprende zonas periféricas, sobrepasada por la expansión primaveral, con colmadas muestras de un inoportuno exceso de hierbajos, maleza y broza diversa que se extiende como un manto incontrolado, con la aprobación de los servicios municipales responsables del desbroce. Recientemente, este periódico ofreció un irrebatible documento gráfico sobre los espacios verdes, solares, aceras, rotondas y demás castigadas por el descuido y la negligencia del Concello, al que también se le requiere para que la desbrozadora desatasque la zona rural, donde caminos y pistas están propasadas por la molesta masa boscosa. Y que nadie pretenda excusarse con el pretexto coranavírico, porque llueve sobre mojado. Como siempre, manda la reincidente y arraigada desidia municipal.

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