Opinión

Eólicos marinos

NO siempre son compatibles estética y funcionalidad, conciliando afinidades para que sea bonito y útil a la vez, pero hay casos en que sí es posible la simbiosis. Requiere sobre todo esfuerzo, voluntad y buen gusto. ¿Cómo quedarán nuestras costas plagadas de parques eólicos marinos? Pronto lo sabremos, pero no en todos los casos se podrá concordar lo armonioso con lo práctico. En una reciente reunión de presidentes autonómicos de Galicia, Asturias y Cantabria se planteó alcanzar «un desarrollo ordenado y respetuoso», que no es poco si se saben amoldar los objetivos, lo que está por ver. Aun asumiendo que la energía eólica es, de las renovables, la más extendida ahora, y por tanto necesaria, la implantación de molinos en el mar, más allá de lo ornamental, originará recelos o dificultades técnicas y medioambientales, que no afectan a los ubicados en tierra, caso de interferencias en las telecomunicaciones o telelocalización de barcos. Y también en lo que concierne a la pesca, no solo desde la necesidad de proteger las especies marinas, sino los problemas que dificultarán la tarea diaria de los pescadores, por los riesgos de faenar en la proximidad de los aerogeneradores. Se supone que todo ello se tendrá muy presente, pero la desconfianza está servida.

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