Opinión

Encuestas

EN MEDIO de la disparidad, parece indudable (sin sondeos) que alguna de las encuestas sobre las generales del 20-D dará en el clavo. No acertar, con pronósticos tan discordes, no sería normal, pero eso no quiere decir que no vaya a haber sorpresas en el resultado tras escrutarse las urnas, que es lo que cuenta. Como en cualquier acertijo, la mayoría de las veces puede más el antojo del pronosticador que la hipótesis más o menos aproximada de lo que pueda suceder, y eso se percibe claramente según sea el soporte de la exploración o de la empresa encuestadora. Al cobijo de metodologías y técnicas de indagación, por poder puede existir manipulación en cómo o a quién se le pregunte, entreviéndose así las respuestas, o cuando se interpretan resultados, con la cual la capacidad de maniobra para orientar el deseo es muy amplio y variado. Pero no siempre la pretensión de incidir sobre la voluntad del votante indeciso surte el efecto deseado, pudiendo darse el contrario, excitando la desgana de los ‘perezosos’ de los diferentes grupos ante la sospecha de una debacle. Claro que como dijera Pío Cabanillas, «no sé quiénes, pero ganaremos».

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