POR DESCONTADO, familiares de políticos gozan de los mismos derechos que cualquier hijo de vecino para acceder a un puesto de trabajo en la función pública. Ningún privilegio más. Pero gozando o no de preferencia, la sospecha de enchufismo siempre revoloteará sobre el interfecto. Es el caso del hermano de Pedro Sánchez, que según Podemos, cuya práctica habitual de nepotismo es conocida, se le designó a dedo por la Diputación de Badajoz como profesor de música, ocupando creada la plaza a su medida. Dicen que a cambio de incluir a Fernández Vara en la Ejecutiva socialista. Mal empezamos si así fuese, reincidiendo en comportamientos caciquiles en perjuicio de quienes no tienen padrino que les bautice. Socava, además, la credibilidad del secretario general del PSOE, al retomarse rancios estilos. La explicación de la Diputación pacense también siembra dudas a la hora de justificarse. Afirma, sí, que la plaza fue creada con anterioridad al compadreo con Vara, pero al decir que se asignó a la persona más adecuada no resuelve la sospecha de propensión hacia el hermano de Sánchez. Chasquea que sea él precisamente el "adecuado".
