Opinión

Educación

PUEDE que, en el sentido literal de la expresión, entre los cometidos de la Policía no quepa el de educar (la docencia es otra cosa), pero sí el que sus miembros sean respetuosos, considerados y educados con el ciudadano que demanda sus servicios, sea lo que sea. En cualquier caso no es de recibo, ni es una respuesta que pueda aceptarse bajo ningún concepto que a una anciana, atacada por unos gamberros en Montero Ríos, como refería este periódico, se le diga, a ella o a su familia, que la Policía no está para educar cuando llama a la comisaría en demanda de ayuda y explicar lo ocurrido. El deber de la Policía es velar por el orden y como tal su obligación es intervenir para hacer que se cumpla la ley y se respeten las normas establecidas en un Estado de derecho. Pero si en vez de contribuir a que se observen las reglas más elementales de civismo se dan este tipo de respuestas como solución a una persona que acaba de ser ultrajada, para qué sirve el dispositivo policial. El cuerpo y, por ende, los agentes, están al servicio del ciudadano, que para eso cobran del erario que el contribuyente sostiene, y no para dar malas contestaciones, sea o no de su incumbencia.

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