Opinión

Dinero en casa

EN UN desafío a todas las crisis, y si hiciese falta a la ley de la gravedad, los bancos siempre cierran sus ejercicios con beneficios, cada vez mayores. Pero, ojo, la tendencia puede variar.

Verán, en Alemania, cuna de casi todas las avanzadillas, no aumenta la venta de colchones, que es donde nuestros abuelos guardaban sus ahorros (no se fiaban de los bancos), pero sí de manera desmesurada la de las cajas fuertes para un fin muy concreto: almacenar los cuartos en vez de ingresarlos en entidades de ahorro.

No es que los alemanes no se fíen de su estabilidad, que alguno puede que también; lo que no están dispuestos es a no obtener ningún rédito a cambio, y temen que acabarán pagando por la custodia de sus huchas. Por eso piensan que ocultar el dinero en casa es la mejor solución para tenerlo a mano y, por añadidura, evitar cualquier descalabro o choriceo financiero.

Claro que, como casi todo, la práctica también tiene su lado malo: los ladrones, además de restregarse las manos, ya afinan la puntería y la mejor manera de acceder a los reductos caseros de seguridad, más engorroso quizá que escudriñar en el somier, pero viable para su alto grado de profesionalidad.

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