Opinión

Desigualdad

LA QUE se hubiese armado. La de San Quintín, si el PP, PSOE, Ciudadanos o Vox designasen candidato para la alcaldía de una capital de provincia a un hombre condenado por asesinato. Podemos, por ejemplo, lo habría empujado al paredón. Y sin embargo los podemitas mantienen como postulante a la alcaldía de Ávila a Pilar Baeza, que cumplió solo siete años de los 30 que fijó la sentencia por inducir al asesinato de Manuel López en 1985, al que acusó de haberla violado, sin llegar a denunciarlo. Su novio entonces, Manuel García, asumió la autoría material para protegerla. Sigue preso, y ahora revela que fue ella la que hizo los dos primeros disparos con la escopeta, que aportó de la armería de su padre. Parece ser que Podemos se enteró después de la designación (muy rigurosos en el examen del pasado), pero ahora no se atreve a prescindir de sus servicios, con el argumento de que ya purgó su pena y temiendo que las hordas feministas y otros radicales empapados de odio contra el sexo masculino se le echen encima, ataques que hubieran desatado de ser el afectado un varón, y más no siendo de Podemos. Son situaciones que permite la democracia, pero la cordura y el sistema de libertades es otra cosa.

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