Opinión

Democracia

LO QUE diferencia a las democracias seriamente arraigadas y a la nuestra es el comportamiento de los partidos y de los políticos, donde el entendimiento se impone al rencor. En España, quienes ganan las elecciones tratan, con táctica prioritaria y salvando las excepciones, de aniquilar a los perdedores, y estos de maniobrar para el derribo de sus rivales cuando llegue la ocasión, sin que exista un mínima colaboración que facilite el buen funcionamiento del país. Por ejemplo, Copenhague, elegida la capital verde de Europa el pasado año y considerada como una de las ciudades más habitables del mundo, se rige por una política medioambiental consensuada por todos los partidos en 2012 y vigente hasta 2025, sin que importe para nada quien gobierne en cada momento durante este periodo. La estrategia hispana es diferente: consiste en rechazar por sistema cualquier propuesta o proyecto del contrario, sin valorar la idoneidad y el interés de los ciudadanos, con tal de hacer valer los fines partidistas de unos y otros, con lo cual la mayoría de las veces cualquier iniciativa acaba diluida en escaramuzas.

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