Opinión

De película

DE BIEN nacido es ser defensor de los animales. Es difícil no entenderlo así. Pero también hay muchos modos y maneras de afrontarlo, con la particularidad de que la convivencia entre ellos y los humanos no está desprovista de dificultad, que a veces choca con algunos principios aparentes. Por ejemplo, el conflicto entre quienes son partidarios de eliminar jabalíes, por razones de seguridad y convivencia, y los llamados animalistas, con posturas inflexibles y carentes de racionalidad. Si los jabalíes, por su abundancia, son un peligro en las carreteras, provocando accidentes, o por daños en cosechas y propiedades, de nada sirve la intransigencia de los que se oponen a su erradicación; solo se entiende desde la radicalidad inasumible por la sociedad, que en este caso choca con la lógica y el sentido común. Otra cosa es la manera de restringir la invasión, no habiendo tampoco demasiadas opciones o alternativas para combatirla. Se recurre ahora a arcos, flechas y jaulas/trampa, resortes que parecen más bien de película, con la duda de si será más eficaz que las batidas tradicionales. Lo que sí está muy claro es que alguna determinación hay que tomar y pronto. Ignorarlo conduce a que empeore.