ES DIFÍCIL de entender, no parece tolerable, pero ocurre. Los hospitales reducen su capacidad de ingresos y de personal en verano, como si en verano la gente no enfermase como en invierno. Pero tan o más surrealista, irracional y absurdo es que la oficina policial de renovación del DNI y pasaportes, en Lugo, tenga obstruida su actividad expeditiva de documentos hasta finales de agosto; hasta entonces no admite citas, y quien no esté conforme y a gusto que patalee. Como mal de muchos y consuelo de tontos, se arguye que en A Coruña y Pontevedra todavía es peor. Y lo justifican por coincidir en período de vacaciones y la consiguiente carencia de personal. No importan en absoluto los trastornos, en muchos casos de gravedad manifiesta, que puede ocasionársele al ciudadano que, para un trámite inaplazable, necesita el DNI vigente, no caducado, o el que precise el pasaporte para viajar al extranjero, aunque sea por motivos profesionales, probablemente improrrogables. ¿Quién asume las consecuencias que de ello se deriven? Porque la culpabilidad de la Administración es evidente. Les da igual.
