T ODOS SABEMOS, y a nadie se le oculta, que Manuel Fraga fue ministro con Franco, y que su ideología no era coincidente con la de los que ahora se hacen llamar renovadores, demócratas solo cuando el viento les favorece. Pasa que Fraga fue además pieza clave de la Transición, como lo fueron Carrillo, Suárez y algunos más, unos padres de la Constitución y otros procedentes también del franquismo que les secundaron. Entre todos impidieron enfrentamientos entre "buenos" y "malos", al revés de estos "salvadores", empeñados en desempolvar navajas. Claro que Compromís está en su excéntrico derecho de pedir que se retire su busto (el de Fraga) del Senado, de no ser porque estos y casi todos los que, como ellos, llegaron para extirpar la que bautizaron casta (quítate tú para ponerme yo, sin más), no hacen sino brindis al sol, escaqueos inútiles para justificar su inutilidad. Son felices volando monolitos, trocando callejeros, pisoteando leyes y favoreciendo el nepotismo. ¿Qué hay que borrar algunas huellas del pasado? También, pero tan necesario es que empiecen a hacer algo útil. Para eso cobran y mucho. No para crear problemas.
