Opinión

Bozal futbolero

NO ES fácil de asumir, pero siempre se dice que todo es cuestión de hábito, incluso cuando toca achantar con lo que no nos es grato. Que se lo pregunten a los apasionados del fútbol, desde el momento en el que no se les consiente aliviar sus ímpetus en directo. Pueden hacerlo en casa si siguen el juego por televisión, pero no es lo mismo. Así y todo, algunos son incapaces de contener la excitación y el frenesí que producen determinadas jugadas, especialmente las que acaban en gol, lo que llevó precisamente al Gobierno de los Países Bajos a aconsejar a los forofos que, cuando vean los partidos en sus domicilios, controlen las emociones, celebrándolo "sin gritar" para no perturbar al vecindario. Eso sí, como alternativa sugiere que pueden mostrar su alegría "haciendo ruido con objetos, poniendo música, saltando o bailando". O "levantando los vasos sin trasgredir la distancia de seguridad". Todo para evitar los contagios y crear un ambiente libre de covid, sin dejar de disfrutar del fútbol. Habrá quien aplauda el bozal futbolero, pero además de entrometerse en la intimidad, que es precisamente lo único que faltaba para apuntalar las trabas por la pandemia, falta saber si los ruidos, la música, el saltar o bailar no acabarán siendo una recomendación que empeora la finalidad.

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