A LA COLA de casi todo de lo que signifique progreso y avance de bienestar, Lugo es sin embargo ciudad de barra libre, puntera en libertinaje y libre albedrío, haga usted lo que le apetezca que nadie le pondrá objeción. Incluso lo advirtieron los jabalíes para adentrarse a su aire y antojo hasta la cocina. Nadie controla el aparcamiento de vehículos, no hay policía por las calles, sí hay bicicletas por las aceras, raterillos en los garajes, okupas donde cuadre sin que ninguna autoridad defienda a los perjudicados y sí a los infractores. Una ciudad avalada por el caos sostenido y el desorden, en la que nadie se ocupa de reparar el deterioro urbano. Rompe una papelera, no se repone. Suciedad, maleza... Pudiera parecer exagerado a quienes les pille lejos. Dense una vuelta por aquí. Por si fuera poco, ahora, el polígono de As Gándaras, asentamiento de una naciente zona empresarial y comercial, sirve, dicen, como circuito de carreras de coches desde, al parecer, ya hace tiempo, con rallyes organizados los fines de semana, que los promotores atribuyen a concentración de coches tuneados, "con algún acelerón". Sea lo que sea, no parece el sitio más adecuado por el peligro que representa para el recinto.
