SURREALISMO PURO y duro. Es una evidencia manifiesta en el funcionamiento (¿) de los servicios del Concello de Lugo. Rebullen en función de la chiripa del momento, cuando se precisa la intrusión de una determinada dependencia. Estamos vendidos a la casualidad, a la imprevisión y a la improvisación. Cualquier día los bomberos dejan de operar por extravío de la manguera. La exageración no lo es en absoluto en el departamento de aguas. Lo evidencia la noticia: no pudo atajarse, con la urgencia requerida, una fuga monumental, de varias horas de duración, en la zona de A Residencia, por la imposibilidad de localizar (¿apareció?) al único operario que conocía la ubicación de la llave para cortarla. Tan chusco es el no encontrarle, con lo fácil que debiera, como que sea el único que custodie el secreto del obturador. Solo pasa en Lugo, en donde, por cierto, se derraman alegremente miles de litros de agua por no taponar a tiempo los derrames incontrolados en la traída, pese a la advertencia de los vecinos de las zonas afectadas, ante la falta de quien vigile las conducciones. Pero ni caso, lo cual choca con la encomienda de que se evite el consumo innecesario.
