DESDE QUE tengo uso de razón colecciono recetas de cocina. Incluso antes de que mi madre me dejara acercarme a los fogones ya recopilaba recetas. No solo me gusta cocinar sino que además me relaja, algo que esta profesión es muy a tener en cuenta a la hora de buscarse un hobby. Tengo que confesar que no lo hago tanto como me gustaría por falta de tiempo, pero sigo sumando recetas a mi repertorio que pruebo con más o menos suerte siempre que tengo oportunidad.
Hace unos años si decías que te gustaba cocinar, incluso puede que te miraran raro. Pero ahora está de moda. Todo el mundo quiere saber cocinar. Y en eso, como en casi todo, tiene mucho que ver la televisión. Desde aquella primera edición de MasterChef se suceden los programas de este tipo entre aficionados y profesionales y ahora hasta Chicote sale en espacios televisivos hablando de las cualidades de los alimentos, algunas de ellas, por cierto, muy curiosas.
Cocinar es, para mí, todo un arte y además ofrece uno de los mayores placeres de la vida: la comida. Si a esto le sumamos la materia prima que tenemos aquí ya no hay excusa para convertirse en un artista.
