HAY VECES -bastantes veces- que la pregunta sobre la gestión que hacen nuestros políticos del dinero público tiene una respuesta muy complicada de justificar. Porque no sé si a alguien le cabe en la cabeza que haya polígonos industriales en cuanto concello se empeñó en tenerlo aunque esté vacío y que encima aún quieran hacer más. Que levanten edificios millonarios sin uso aparente. Que reciban subvenciones proyectos que no se acaban de entender muy bien. Que se hagan cantidad de estudios que salen por un ojo de la cara y que se quedan en un cajón. Que los colores primen más que el sentido común. Puede ser que esto haya pasado porque la mayoría de los políticos eran abogados o funcionarios. Digo yo que igual todos tienen las mismas ideas y de ahí es difícil sacarlos. Pero si esta teoría mía se cumpliera, podríamos tener una halo de esperanza, porque el nuevo Congreso es de lo más variopinto. Ya no solo veremos aburridos trajes de chaqueta grises, porque tenemos desde actrices a cámaras de televisión, un gerente de hospital y hasta un parado. Como la sociedad misma, vaya. Así, con tanta sensibilidad, igual hay más ideas y mejor gestión.
