Opinión

Luis Salom, in memóriam

LA TRAGEDIA ha vuelto a golpear este fin de semana al Mundial de motociclismo. La pérdida de Luis Salom, un chaval de Palma de Mallorca de 24 años, entusiasta de las motos como pocos, es ya irreparable. Como la de Marco Simoncelli. Como la de tantos otros. Nunca se acaba de aceptar la muerte de un joven tan lleno de vida, un chaval, en el caso concreto de Salom, que antes de cada carrera se arrodillaba para rogar al altísimo buena suerte para él y para sus compañeros. Porque Salom era así, un tipo que pensaba tanto por él como por el resto, una rara avis en el descarnado e individualista mundo del motociclismo. Es triste despedir a alguien tan joven pero es justo decir que el Mundial ha hecho esfuerzos enormes para proteger a los pilotos. También en la Fórmula 1 la seguridad es prioritaria. Desgraciadamente, a veces los accidentes son inevitables. Y, en ocasiones, fatales. Le tocó esta vez al bueno de Salom. Ojalá que nunca más haya que lamentar la muerte de un piloto, ni de nadie, en un circuito. Ojalá que la de Salom sea la última.

Comentarios