Opinión

Faltaron las formas

DOS DECISIONES trascendentes ha tenido que tomar Luis Rubiales y en las dos le han faltado las formas. Entró como un elefante en una cacharrería. Mal síntoma para un dirigente, cuya sensatez debería ser su principal virtud.

Lo hizo primero con el despido de Julen Lopetegui a dos días del debut de España en el Mundial de Rusia después de una noche de perros en Krasnodar. Lo hizo el martes de nuevo al recuperar a Luis Enrique y dejar fuera de la selección a Robert Moreno.

Quizá en el caso de la última crisis Rubiales fue leal con Luis Enrique, que tuvo que dejar el banquillo por culpa de una desgracia, pero lo que en ningún caso merecía Robert Moreno es salir de esa manera. Faltó un mínimo de tacto con el técnico catalán.