Opinión

No quedaría chinchón

"No te derrumbes/no sepas lo que pasa/ni lo que ocurre". Pedro Sánchez inaugura un tren que dejará de ser radial para ser mediterráneo. Algún siglo futuro será también atlántico desde Lisboa hasta Hendaye. El presidente, profeta fallido de experiencias recientes, anuncia "la recuperación total de la movilidad en los próximos meses". "Ríete, niño, que te tragas la luna/cuando es preciso", escribió el poeta. El Ave ya está en la Orihuela de Miguel Hernández. En Elche el presidente pudo ceder la megafonía y que sonaran las Nanas de cebolla en la voz de Joan Manuel Serrat que aquí, claro, suena a lamento. La tristeza que produce el invierno y la pandemia, combinación explosiva cuando la lluvia no cesa, se transformaría en belleza que se pasea melancólica ante los coches vacíos del Ave. El presidente debería saber que la primera movilidad que esperamos es la de la vacuna. "Soledad me quita/cárcel me arranca". 

La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, esparce ilusiones anticipadas sobre la salvación para el turismo en la Semana Santa. Muestra un entusiasmo que no tuvo para la tarifa de la industria electrointensiva, cuando la reclamaban desde A Mariña como salvavidas o, cuando menos, para descubrir la cara de la multinacional que levanta vuelo. La ministra ve incluso en el próximo futuro la celebración de Fitur, la gran feria del turismo que alcaldes y concejales aprovechan para irse de correría por Madrid. Si los decires de la ministra se hiciesen realidad y coincidiese Fitur con el levantamiento de cierres perimetrales, fin de confinamientos y regreso a esa movilidad que anuncia Sánchez, reventaría la caja del negocio de la noche capitalina. Ingresaría en horas lo que no se hizo en meses de pandémica penitencia. Agotadas otras bebidas blancas, secos los grifos de la cerveza, no quedaría ni chinchón para endulzar la boca y humedecer la garganta. 

María Jesús Montero avisó que "es difícil que pueda haber una movilidad normal antes de Semana Santa"

La ministra portavoz, máquina de pronunciar palabras como su cargo exige, elegante incluso para ocuparse de las cuentas en los Presupuestos de Sánchez e Iglesias, o viceversa que nunca se sabe, no debió escuchar ni a Sánchez ni a su colega la ministra que pretende levantar con ilusiones un sector que se hunde. Madrid sería la fiesta. Barcelona, que está en campaña, también figura en los buenos augurios de la ministra, con el Mobile World Congress. 

María Jesús Montero, con su peinado de frescura, avisó, para eso es portavoz, que "es difícil que pueda haber una movilidad normal antes de Semana Santa". Lo que ya sabíamos y nos habían confirmado Sánchez y Maroto. Para deducir que no dicen lo que dicen no se necesita interpretar las vísceras de ningún pájaro sacrificado en plena batalla. Catón ya advirtió que dos arúspices no pueden mirarse sin reírse. No consta que Maroto mirase a Sánchez cuando este ejercía de profeta en Elche. Ni consta que ningún de los dos, al fin y al cabo secos castellanos, tenga de natural la sonrisa de María Jesús Montero que viene del sur. Esta ya sabía que los obispos y las cofradías habían dado por celebradas las procesiones y que se da por lanzado el chupinazo de San Fermín. Que no habrá fiesta salvo que resucite Hemingway. No está previsto.

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