Opinión

La familia, el emérito y el inglés

El mito Pujol no se hace añicos y el jarrón de Juan Carlos solo lo recuperará la historia 
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SEÑOR DIRECTOR:

La Sagrada Familia, Salvar al Rey y This Englandson tres series de contenido político que por lo que aportan de información y como entretenimiento merecen ser vistas. Le hablo de Jordi Pujol y la familia Pujol Ferrusola, el rey Juan Carlos y Boris Johnson y la pandemia del covid. Desde la única condición de espectador, me atrevo a decirle que son buenas por la estructura narrativa, los testimonios que aportan y la técnica. La sagrada familia y This England se ven como un ‘triller’ político. Salvar al Rey recuerda a veces una película de espías. Voy, antes de nada, con la valoración personal de cada una de ellas.

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Después de ver Salvar al Rey es imposible recuperar los sentimientos que nos produjo, creo que a muchos, la comparecencia en televisión del rey Juan Carlos en la madrugada del 23 al 24 de febrero de 1981. Se nos fue en ese momento el pánico a vernos de nuevo en la noche del pasado. Los múltiples testimonios reafirman la opinión de que además de carecer de cualquier control, ignorar cualquier consejo u opinión que le contradijese, Juan Carlos no tuvo sentido de la realidad y de sus responsabilidades.

Con La Sagrada Familia queda en evidencia, más allá de extrañas escuchas en restaurantes, que algunos miembros de la familia Pujol Ferrusola aprovecharon sin control las ocasiones de hacer dinero y negocio, hasta para coleccionar coches de los muy caros. Busca, creo, sembrar la duda sobre aquel dinero que Jordi Pujol dijo que pertenecía a una herencia del abuelo Florenci. Hay un hilo en la narración para que sea coherente que procede de la ‘deixa’. La serie no destruye el mito de Pujol. Qué explicación hay para aquella comparecencia- confesión-humillación que hizo el ‘molt honorable’. No frenaba los vientos que se habían desatado. Sabía, y se confirma, que el caso de la familia Pujol salta —las estrategias del ministro Jorge Fernández Díaz— como respuesta al ‘procés’.

Creo que falta una mayor referencia a la Cataluña controlada hasta el extremo, y casi de pensamiento único, bajo los gobiernos convergentes. Ampliaría la visión hasta para entender la identificaciónconfusión de pujolismo es igual a Cataluña.

En el caso de This England, Kenneth Branagh logra que la copia que él hace de Boris Johnson no se diferencie lo más mínimo en la voz, también en el doblaje, y en el lenguaje corporal del original. Borda el personaje. This England, con Boris Johnson y la peste como protagonistas, tuvo en algunos medios del país, como The Guardian, puntuaciones medias. La ven complaciente con el exprimer ministro. Para otros, Times, es todo un documento del drama de sanitarios y enfermos solitarios en la primera ola de la pandemia Además del conocimiento de las excentricidades del personaje, invita a examinar el tiempo, las circunstancias, reacciones y actuaciones ante la pandemia. Le diría que sobre todo a repasar y a examinar las decisiones, —o falta de— en los meses previos: desde que China comunicó la presencia del virus hasta las primeras alarmas en Italia.

Hablo de excentricidades de Boris Johnson, no diré frivolidades porque recitarle a Homero y los rosáceos dedos de la aurora a la compañera en la cama o escribir sobre Shakespeare en la playa, lo sitúa en otro nivel. Eso no se le puede negar al exprimer ministro inglés. Como tampoco se le puede negar a Jordi Pujol un equipaje intelectual muy por e n c ima de la media de los políticos españoles. La primera entrega de sus Memòries muestra la conexión con las corrientes de pensamiento europeas.

Las tres miniseries mantienen la atención en cada capítulo, de principio a fin. Y, aunque haya críticos informados que sostienen que las dos series españolas no aportan nada nuevo, le diré a usted que siempre aparece algún dato que supone una novedad para quienes no estamos metidos en la cocina de las confidencias y los bien informados. Los millones de los árabes para apoyar una campaña de Suárez, que nunca llegaron a él, por ejemplo, para mí fue una novedad. En cualquier caso, las tres presentan una visión global de personas y acontecimientos importantes, fundamentales, en la vida de las últimas décadas. No sé si hay que llamarles documentales. La estructura narrativa y los recursos que emplean trascienden al canon de lo que entendemos por documental, particularmente en This England, que ficciona el personaje de Boris Jonhson. ¿Docudrama? Bueno. Las otras dos son relatos construidos con testimonios importantes. Los tres productos que le cito son auténticos documentos periodísticos y material para un relato histórico. Qué tesis o qué conclusiones se obtienen sobre Juan Carlos y sobre las posiciones y actuaciones —‘pacto de silencio’— que la maquinaria del Estado mantuvo para protegerlo primero a él y luego a la monarquía. Incluya usted a la prensa en ese muro de silencio, algo que siempre se hace. Pero el muro de contención estuvo construido con otros materiales no periodísticos. En el objetivo de salvar la monarquía se encuadra la abdicación. Fue un plan para llevar a Juan Carlos I a esa salida, que él no contemplaba. Siempre dijo que moriría como rey. Y la marcha de España del emérito fue una estrategia adoptada igualmente para salvar la institución. Los comportamientos ‘inadecuados’ del Rey pusieron en riesgo su continuidad. Alguien sostiene que el dilema estaba entre que Juan Carlos se retirase y se fuese lo más lejos posible, a un paraíso fiscal para no rendir cuentas, o que el príncipe Felipe no llegase a ser rey si se quedaba. La monarquía estuvo con riesgo alto. ¿Quién le escribió aquel discurso de Navidad, con Urdangarin en la puerta de los juzgados, con el mensaje de los comportamientos ejemplares y el peso de la ley para todos? En la serie parece una burla. Estos productos audiovisuales que uno puede ver en las plataformas televisivas a la hora en que lo decida, cuando disponga de tiempo o le apetezca, son un aporte que suple el reportaje periodístico tradicional en profundidad o los libros de ensayo ligero, generalmente de la autoría de periodistas. Felipe González, cuando ahora se cumplieron los 40 años de la victoria socialista, bien pudo tener una miniserie en alguna plataforma, con independencia de los libros periodísticos que se han publicado. González, por cierto, opina sobre Pujol y se ve que lo valora positivamente. De usted, s.s.s.

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