Opinión

Estos sofocos

Con la portada del ¡Hola! que tengo en la pantalla, en pleno mes de agosto, surge muchos interrogantes entre metafísicos y cuestionario del Cis de Félix Tezanos

Jesulín, el torero y el cantante, cambia pañales. Lo dice el ¡Hola! Esto representa la prueba del algodón del éxito de las políticas de igualdad que puso en marcha Rodríguez Zapatero. Un torero, emblema y orgullo de la hombría hispana —no, no voy a escribir machismo irredento—, cambia pañales. A partir de este acontecimiento, la leyenda del encuentro de un histórico torero y Ava Gardner ya no forma parte de la memoria histórica del país. El próximo anuncio de Fairy lo realizan con un caballero vestido de luces que antes de irse a la faena, a la plaza y no la cita con una actriz americana, pone a funcionar el lavavajillas.  

Con la portada del ¡Hola! que tengo en la pantalla, en pleno mes de agosto, surge muchos interrogantes entre metafísicos y cuestionario del Cis de Félix Tezanos.  Hasta dónde ha llegado el cambio, califiquémoslo así, en esta sociedad que se despide despendolada del último verano ante el tiritar y rechinar de dientes que los agoreros de la oposición anuncian y esperan para el otoño. Qué señales envía, qué conclusiones hay que obtener con el Janeiro torero y cantante, y con su señora, como reclamo principal en la portada, un recuadrito con el vestido mini de toda una reina, en este caso la de España, que pudiera ser estrategia para ganar para la causa a machistas de perfil bajo, y el otro recuadrito con una infanta, doña Cristina, que se reencuentra en Bidart con Urdangarín, y aparece como una turista más. 

Si doña Cristina se atrevió a volver a Bidart, la localidad costera francesa de sus veraneos matrimoniales, y pasear por la playa con las sandalias en la mano, y si doña Sofía, la madre del Rey, ejemplo de profesional en su papel de esposa y madre, según los expertos en realezas, pasea por allorca del brazo de Letizia, la del incidente en la puerta de la catedral, qué impide realmente que don Juan Carlos se acerque hasta el Club Náutico de Sanxenxo. Debería hacerse una encuesta en los digitales para conocer la respuesta.

Podría suceder, o no, con esta revista, el ¡Hola!, algo así como con el ABC verdadero del que habla Luis María Anson. Con la revista de realezas y mansiones, con el mejor papel y la mejor calidad de fotos, no sé si Jaime Peñafiel, que la dirigió cuando era la verdadera, aplicará la venganza y escribirá cuando el ¡Hola! era ¡Hola! Cuando los Janeiro llegaron a Sotogrande, y si no llegaron es lo mismo, algún cronista rancio soltó toda la mala leche que a la aristocracia venida a menos con naturalidad le surge cuando descubre que la chica del servicio y su novio desayunan caviar con vinho verde. Les ha tocado el euromillones y siempre dios le da pan a quien no tiene dientes.

Pero, qué sería preferible para el país y las previsiones de Calviño y Sánchez, que el ¡Hola! refleje una transformación radical de lo que este país fue y era en sus esencias o que la revista haya dejado de ser lo que algunos pensábamos que era, un ¡Hola! verdadero de realezas y mansiones.

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