Opinión

Conflicto permanente sobre Jerusalén

Los riesgos del polvorín de Oriente Medio se acentúan con el anuncio de Donald Trump de reconocer a Jerusalén, ciudad tres veces santa, como capital de Israel

UNO DE LOS escollos, nunca resuelto, del conflicto entre Israel y Palestina radica en la ciudad de Jerusalén, capital "eterna e indivisible" del Estado hebreo, según una ley israelí de 1980, e irrenunciable capital para los palestinos. Una ciudad que es escenario de permanentes problemas entre judíos, cristianos y musulmanes. Campo de protestas y violencia en el conflicto entre palestinos y el ejército israelí. La historia de la ciudad es "un relato lleno de episodios fascinantes, y en ocasiones horribles, es un sobrecogedor relato de guerras, traiciones, masacres, violaciones, fanatismo, torturas sádicas, pugnas, persecuciones, corrupción, hipocresía y espiritualidad", escribió en The Guardian el historiador Antony Beevor, a propósito de Jerusalén. La biografía (Crítica), de Sebag Montefiero. "Un relato objetivo, fiel y conmovedor".

Jerusalén es el espacio que busca el espíritu, como en aquellos ‘diálogos nocturnos’ del jesuita y cardenal Martini, al que le cerraron la puerta para papa renovador. Es también la expresión del peor rostro político y racista del fanatismo religioso y odio al diferente.

Jerusalén está levantada sobre rocas en los montes de Judea (786 metros de altitud), con el desierto en sus límites urbanos y a unos cuarenta kilómetros de la depresión del Mar Muerto (430 metros bajo el nivel del mar).

LUGARES SAGRADOS. Dentro de la ciudad vieja de Jerusalén, a muy corta distancia entre sí, se encuentran espacios sagrados para las tres religiones abrahámicas. Ciudad santa para los judíos, para cristianos, a partir de santa Elena, la madre del emperador Constatino, y para los musulmanes, la religión que creó Mahoma, 600 años después de Cristo. Las tres religiones del Libro. De ahí, Jerusalén como ciudad tres veces santa. Es su misterio y el origen de sus problemas.

El Muro de las Lamentaciones —Kotel en hebreo—, para lo judíos; la explanada de las mezquitas —Monte del Templo para Israel— es el tercer lugar sagrado para los musulmanes. Próxima está la iglesia del Santo Sepulcro, espacio sagrado para las confesiones cristianas, donde según la tradición fue sepultado Jesús, y a donde los peregrinos del mundo llegan después de hacer el recorrido de la Vía Dolorosa, con sus correspondientes estaciones. Es la ruta que siguió Jesús camino de su ejecución por las callejuelas de la ciudad vieja, delimitadas a ambos lados por multitud de establecimientos que ofrecen todos los souvenirs religiosos que uno pueda imaginar , además de falsas antigüedades y especies.

EL MURO Y LA EXPLANADA. Según la tradición judía y las excavaciones, formó parte del templo. El primero lo construyó Salomón y lo destruyó Nabucodonosor II, cuando los hebreos fueron desterrados a Babilonia. El segundo es en tiempos de Jesús. Fue levantado por Herodes y destruido por los romanos en el año 70.

Sobre ese Muro de las Lamentaciones, sagrado para los judíos religiosos, y al que acuden desde todo el mundo los hebreos religiosos o no, está la Explanada de las Mezquitas, el tercer lugar sagrado para los musulmanes. Mahoma realizó desde ahí el ‘viaje nocturno’ que le llevó hasta el cielo a encontrarse con los grandes profetas. En esta explanada están la mezquita de la Roca, con su cúpula dorada que produce una luz espectacular en los atardeceres, y la de Al-Aqsa, la mezquita más grande de Jerusalén. Fue construida en el siglo VII. Ahí, en el subsuelo, sitúan los judíos el Santa Santorum del templo de Herodes y la roca del sacrificio que Abraham iba a realizar de su hijo Isaac. Ahí sitúan el lugar donde se creó el mundo.

Probablemente estemos en el espacio más sagrado del mundo para religiones diferentes. Las noticias que llegan desde ese lugar son casi siempre de protestas, enfrentamientos violentos o cierres para que los árabes no puedan acceder los viernes a sus oraciones. La visita de políticos israelíes a la explanada, lugar sagrado también para los judíos, siempre se interpreta como una provocación. Los judíos, que pueden acceder como visitantes, no pueden rezar en la misma, aunque los grupos más religiosos y nacionalistas lo demandan. Recordemos la visita de Ariel Sharon a la explanada. Con el estatus que siguió a la guerra de los Seis Días —conflicto que enfrentó a Israel con una coalición de países árabes en junio de 1967— los musulmanes pueden visitar la explanada y rezar. Fue en esta guerra relámpago, cuando Israel conquistó la ciudad vieja de la capital, avanzó por Cisjordania, el Golán, Gaza y el Sinaí. Consecuencia de esa guerra vienen problemas sin resolver, que se agravan, como los asentamientos en Cisjordania o las construcciones en la parte este de la ciudad.

La toma de posición de Trump rompe precisamente una posición sobre el estatus de Jerusalén, como problema nuclear que se aparca a la espera de acuerdos previos sobre Cisjordania o sobre la fórmula y territorios para dos estados.

CRISTIANOS. No muy lejos del Monte del Templo, está la Iglesia del Santo Sepulcro, donde a principios del siglo IV se encontró el madero en el que la tradición dice que fue ejecutado Jesucristo y donde se encuentra también la gruta en piedra, en la que fue depositado el cadáver de Jesús. Es un lugar que sorprende al visitante por los desencuentros manifiestos, cuando no enfrentamientos físicos, entre los clérigos o religiosos de las diferentes confesiones cristianas que comparten espacio.

Hacia Jerusalén fueron los cruzados cristianos, entre otros objetivos, para conquistar la ciudad santa para la cruz. Todo una muestra de la capacidad para generar, o legitimar otros objetivos, violencia guerrera bajo el nombre de esta ciudad y del monoteísmo.

ORIGEN JUDÍO. Jerusalén, una de las ciudades más antiguas del mundo, tiene origen hebreo o judío. Después del retorno a la tierra prometida y de permanecer desunidas las tribus, David logra aglutinarlas y que le reconozcan como Rey de Israel. Sitúa en Jerusalén su capital. Estamos unos tres mil años atrás. Su hijo, el rey Salomón, que le sucede, levanta allí un templo que tiene en su interior el espacio más sagrado, el Sancta Santorum, donde se guarda el Arca de la Alianza, que contiene las Tablas de la Ley que Dios le entregó a Moisés. Es la alianza de Yahvé con el pueblo elegido. A ese lugar solo accedía el sumo sacerdote una vez al año, el día del Yom Kipur.

La capital de los judíos es a partir de la construcción de ese templo de Salomón un espacio sagrado, el más sagrado para los judíos. Incluso ven ahí la escena del juicio final, en el valle de Josefát, "donde Yahvé juzga".

MUSULMANES. El islam entronca con el judaísmo y el cristianismo. Son las llamadas tres religiones del Libro. Algo de este lazo, sobre todo del islam, a veces parece querer ignorarse.

Abraham, Juan Bautista o Jesús son profetas para Mahoma. Están presentes en el Corán, el libro sagrado de los musulmanes, en el que Mahoma transmite su revelación. Los profetas del Antiguo Testamento lo son también para el islam. María, la madre de Jesús, es la mujer más citada en el libro sagrado de los musulmanes, según los estudiosos.

Jerusalén figura como punto central de la visión del mundo para Mahoma. Tuvo obsesión por convertir a alguna tribu judía. La ciudad de Jerusalén fue un objetivo prioritario en las conquistas árabes que siguen a la muerte de Mahoma (632). Conquistas bélicas que alcanzan la Península Ibérica y llegan a los Pirineos.

Si estos apuntes dan muestra de la importancia de la ciudad de Jerusalén para tres religiones y para el pueblo judío y el palestino, si es la cuestión que se entendió como única, especial, a la hora de negociar, la posición de Trump es una frivolidad con independencia de que de hecho Jerusalén sea capital de Israel.

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