Opinión

Comprender y no olvidar

EL SESENTA aniversario de la captura en Buenos Aires del criminal nazi Adolf Eichmann y su trasladado a Israel para ser juzgado coincide con la inauguración en Berlín de una exposición sobre Hannah Arentd. Los periódicos recuerdan aquella operación de la inteligencia israelí (El Progreso, 12.05.2020). Está en Operación final (Netflix). El apresamiento en Argentina, el juicio y la pena de muerte de Eichmann representaron un terremoto sobre el silencio que cubría la vergüenza del holocausto.

El Museo Alemán de Historia (DHM) abre una exposición, programada para marzo y que hubo que retrasar, sobre Hannah Arentd, la filósofa y teórica política, que sigue muy de actualidad en sus obras y que cubrió para The New Yorker el juicio de Eichmann en Jerusalén. Luego publicaría Eichmann en Jerusalén (Lumen). Reportajes y libro levantaron enormes críticas y polémicas. Resultaba indigerible para muchos la aplicación por Arendt del concepto de la banalidad del mal para explicar el comportamiento criminal de Eichamn, así como la revelación de la colaboración de algunos líderes de comunidades judías con los nazis, con el recurso al mal menor como justificación, la participación activa de países ocupados en la deportación a los campos de exterminio o la ayuda de altos cargos del Vaticano en la huida de los nazis (Frattini: La huida de las ratas).

Arentd es una alemana que toma conciencia de su condición de judía al verse situada como diferente por su entorno. Huye a Francia después de ser detenida por la Gestapo. Ya como apátrida, había sido privada de su nacionalidad alemana, se refugia en EE.UU., donde acabará nacionalizándose. Con Heidegger, que fue su profesor de filosofía en Marburgo, la relación fue mucho más que la de una alumna.

De las crónicas para The New Yorker y el libro Eichmann en Jerusalén (Lumen) sale la película Hannah Arent, de la directora alemana Von Trotta. Esta película y la citada sobre la captura del criminal nazi están disponibles en las plataformas digitales. Vale la pena verlas. Arentd pretende comprender el comportamiento del teniente coronel de las SS, organizador de la deportación a los campos de exterminio y ejecución de los judíos. "Intentar comprender no significa justificar". La banalidad del mal entiende a este hombre, no como un monstruo, sino como alguien metido en el sistema que cumple las órdenes que recibe y que ejecutaba de forma perfeccionista el mandato de deportación y exterminio de los judíos. La cuestión está en la película de Margarethe von Trotta. Diría que es oportuno un debate tras el visionado.

Arentd, que trabajó en varios momentos con el sionismo, acabó víctima de ‘la prisión judía’: sus reportajes y su libro le cerraron las puertas de sus viejos amigos.

Existe también un documental, disponible en Filmin, Vita activa, que refleja hechos fundamentales en la vida de Hannah Arentd y su propio pensamiento, desde la banalidad del mal hasta los orígenes del totalitarismo. Y en la red está también, con subtítulos, una famosa entrevista en la televisión alemana de Günter Gaus con ella. Ahí pronuncia la célebre confesión de quien vuelve al país en que nació, del que tuvo que huir para salvarse y que la privó de su nacionalidad: "¿Qué nos queda? Nos queda la lengua".

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