Opinión

El barco de la tendera

Buen negocio es el de la señora de la esquina que abre antes de que laven las calles y cierra después de que pase el último borracho de la noche. Escuchar las coplas nocturnas del ebrio pertenece al tiempo a.c. (léase antes del covid-19). La realidad ha cambiado: hasta la llegada a nuestras vidas de este bicho invisible al ojo humano, a.c. fechaba años anteriores a Cristo. Casi todo lo que era vida queda antes de a.c. Ya se puede decir que González, Aznar o Rajoy son a.c., como Nabucodonosor. El problema radica en que también hay que decirlo de Zapatero, preclaro visionario del sistema bolivariano y avanzado gestor de la economía hispana. 

El precio del recibo de la luz daba algunos sustos en tiempos a.c. Cierto. Advierten ahora que el sobre con el recibo de la luz traerá pintado el muñequito de ¡electricidad, peligro! Solo ver la factura puede llevarnos a la Uci. Riesgo equivalente al de llenado del depósito de gasolina del coche. Si en la sociedad a.c. el sablazo de las petroleras o del gobierno de turno, que casi todo es impuestos en los combustibles, se producía en víspera de los grandes desplazamientos vacacionales, ahora que los movimientos están o restringidos o no aconsejables el sablazo parece que se impone como norma estable. La luz sube y sube y la gasolina compite en la escalada a las cimas nunca vistas o no recordadas ni por los más viejos. 

Para ponernos de los nervios y pedir cita en el psiquiatra, que es de pago, la señora ministra del asunto energético nos propone a los ciudadanos paciencia (sic). Dice que primero van a observar cómo nos adaptamos y cambiamos nuestra forma de vida y luego ya se verá si algún día bajan los precios. Volverán los sabañones, ya verá, y a los nietos habrá que explicarles que las lámparas con bombillas antes de Sánchez daban luz y que las conservamos como adorno y recuerdo. Para evitar que a uno lo internen al salir del psiquiatra conviene no leer en la sala de espera los periódicos económicos. A toda plana, y no es para menos, las eléctricas reclaman 25.000 millones de euros para no sé qué de las centrales nucleares. Pues que jueguen al Euromillones porque la Primitiva ya les tocó muchas veces. 

Esto de las nucleares me suena a viejo. Figuraba en la factura en el apartado de lo ininteligible —moratoria nuclear— desde antes de que llegasen las bombillas led. O son insaciables, que lo son. O no hay quien les paute una dieta, que tampoco. 

En fin, que el gran negocio no son las eléctricas del Ibex ni las petroleras. El chollo es el de la señora del negocio de la esquina, que no le llega compensación económica de nadie. Vende el pan cada día del año, tiene cuatro cajas de fruta, alguna cosilla de alimentación para una emergencia, unos brick de leche y unas botellas de vino con marca y denominación de origen "cosechero". Tenía también cuatro quesos de Arzúa-Ulloa pero apagó la nevera. 

Le pregunté a la señora si el barco lo tenía en la costa gallega o en el Mediterráneo. Me mandó al carajo.

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