Opinión

Ahora hasta un tonto hace un tren

De los productores del submarino que no se podía sumergir, llegan ahora los trenes que no caben por los túneles. La realidad sigue superando a la ficción, y a Torrente si hace falta. Llevo días ojiplática a costa de los dichosos trenes de Cantabria y parece ahora que alguno iba a venir también para aquí.

Creo que el escándalo saltó el mismo día que se confirmó que el viaducto de Castro está para tirar porque se construyó con hormigón de mala calidad, así que la sensación de tomadura de pelo y de vivir en un país de ineptos y corruptos acabó por hacerse insoportable.

Vamos de chapuza en chapuza irreparable y en medio de tanto desastre creo que ya he decidido qué postura tengo ante ese largo debate que arrastramos sobre la meritocracia, que vive horas bajas hasta de prestigio.

He concluido que estoy definitivamente a favor de ese sistema, que no es que haya funcionado nunca mucho por aquí, pero es que creo que lo contrario nos lleva a vivir más y más en el nepotismo, que tenemos muy bien anclado, pero que, me temo, que no para de ir a más.

Ahora está hasta mal visto señalarlo, pero se nos ha llenado esto de amigos/as (a veces entrañables)/primos/as/hermanos/hermanas/cuñados/cuñadas/maridos/mujeres... Y estamos que no se cabe ya con tanto inútil colocado y decidiendo. Nos veo al borde del colapso y eso que no han llegado aún a la edad de merecer puesto los que ni siquiera van a haber tenido que aprobar en el instituto para ponerse en lo más alto.

Y, mientras, aquí estamos los demás pagando la factura. Y a algunos les sale caro de verdad. Es el caso de los mecánicos de los trenes viejos de Cantabria, a los que solo les pagan el 70 por ciento del sueldo con el argumento de que hay muchas averías. Ellos alegan que es imposible evitar que se rompa la chatarra a todas horas, pero algún inútil enchufado se lo discutirá, que para eso hacen ahora trenes los tontos. 

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