Opinión

Un poco de silencio y un límite

No es posible la estabilidad si discurre en medio de un ruido incompatible, no ya con la posibilidad de acordar nada, sino con el diálogo y la discusión
 

ESCRIBIÓ CLEMENT Attlee que "La democracia es el gobierno nacido del diálogo y la discusión, pero sólo es efectiva si consigues que la gente deje de hablar". puede que sea una afirmación algo terminante, pero básicamente es sin duda acertada. Y lo es a mi juicio, si nos centramos en algún tema o decisión importante de las que condicionan todo lo demás.

Y si lo dicho es así en términos generales, aun lo es más cuando se trata del ejercicio de la Jurisdicción siempre, y por tanto también cuando los Tribunales encaran su función de juzgar un asunto relevante para la sociedad en su conjunto.

Que alguien en una negociación de un asunto demandara decisiones que afectaran al bien común, que es algo más que el interés general al que ahora se hace referencia, y concretamente exigiera como elemento de ella, que se mediatizara una decisión judicial, y además lo reivindicara con descaro y públicamente, el escándalo sería mayúsculo y lógicamente se interrumpiría la negociación, pues tal planteamiento sería inaceptable, sobre todo si se suscitara con publicidad.

Pues ahí estamos, aunque parezca mentira, en el curso de las que están teniendo lugar con los representantes de los partidos nacionalistas catalanes que se sumaron a la insurrección, y no han desistido de ella, en el trance de recabar su apoyo al aun no nato proyecto de presupuestos generales del Estado.

Como ya he escrito una y otra vez, la negociación presupuestaria debe versar estrictamente sobre la materia presupuestaria, cada cosa en su lugar. para aprobar un presupuesto no se deben ceder por ejemplo competencias estatales convenientes para el control de la navegación aérea en un espacio que debe ser gestionado por un solo operador. Y lo cierto es que en muchas ocasiones se ha desbordado la negociación presupuestaria de forma inaceptable. Las ya afortunadamente desaparecidas en el ámbito estatal Leyes de acompañamiento presupuestario, fueron un instrumento facilitador del desorden legislativo que ha supuesto, y ha sucedido repito más de una vez, se pactó en el pasado una determinada redacción de la Ley Orgánica del Poder Judicial o de la Ley de Enjuiciamiento Civil, para poder contar con algunos votos necesarios para aprobar un presupuesto.

La percepción de que todo está abierto, de que nada discurre por sus cauces lógicos y con los límites que le son propios es algo que debe alarmar a la sociedad, porque no es que sea preocupante, es algo más, y lo es porque pone todo en entredicho al afectar a los pactos fundamentales en los que descansa nuestra convivencia y en particular la preeminencia del derecho.

Escribía la semana pasada que la estabilidad es imprescindible para la buena marcha de los negocios públicos, y sin ella difícilmente su gestión puede ser buena y exitosa. pero claro, no es posible la estabilidad si las negociaciones públicas son desordenadas y trascienden limites que no es admisible en modo alguno que se crucen, y además discurre en medio de un ruido incompatible no ya con la posibilidad de acordar nada, sino con el dialogo y la discusión.

Y como conclusión, resulta que es inviable la acción misma de la democracia en los términos en que lo formula la cita que da comienzo de estas líneas, si como hoy aquí sucede, nadie deja de hablar y además, no parece que se halla que respetar límite alguno.

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