Opinión

Recursos de Galicia

ANXO LUGILDE, que recibió hace unos días el Premio Puro Cora en su última edición, publica en La Vanguardia del viernes su habitual colaboración, que es muy sugerente: «Galicia perdería 1000 millones si Cataluña fuera independiente», lo titula.

Los cálculos son estimaciones de los profesores de Economía gallegos Xaquín Fernández Leiceaga y Santiago Lago. Tal caída se produciría, según ellos sostienen y refleja Lugilde, por la supresión de la aportación catalana a la solidaridad interterritorial. De tener que ser asumida en su totalidad por laXunta, equivaldría a perder los recursos que maneja anualmente la Consellería de Educación y entre un 10% y un 13% del presupuesto no financiero de la comunidad autónoma. Incluso, añaden, un sistema de concierto como el vasco y el navarro supondría para Galicia una merma de recursos disponibles de entre 560 y 784 millones. Otra conclusión de Leiceaga y Lago es que Galicia es beneficiaria neta del actual sistema de financiación con un superávit de entre 5 y el 6% de su PIB, frente a un déficit en el caso de Cataluña de entre un 5 y un 7% de su PIB.

Creo, vistas las diferencias entre estimaciones de unos y otros, que estas magnitudes son muy difíciles de precisar, porque hay muchísimas interrelaciones, y obtener datos ciertos resulta muy complicado. Lo que sí podemos afirmar, pero no solo por las conclusiones comentadas por Lugilde, sino porque es obvio si uno maneja las cuentas públicas, que Galicia es beneficiaria de la solidaridad interterritorial, y Cataluña, contribuyente neta.

Claro que, en un estado complejo, ese fenómeno siempre se da. En los Estados Unidos, a lo largo de toda su historia, ha habido estados como Luisiana que han sido beneficiarios de fondos federales de nivelación, por llamarlos de algún modo para entendernos, y otros, como Nueva York, que han aportado siempre.

Las rentas territoriales son distintas, no son, no pueden ser homogéneas. Y si se pretende -es verdad que es una utopía que solo puede pretenderse, aunque no se debe desmayar en ello- igualar los servicios en el interior de un mismo Estado, los territorios de mayor renta tienen que aportar a los que la tienen menor en alguna medida. Eso lo reconoce todo el mundo. Hasta los políticos catalanes. En lo que se discrepa es en la cuantía, y ahí está el reto político: en que esta sea razonable y en que unos y otros queden en alguna medida satisfechos.

Cuanto volvemos atrás la página comprobamos que no es que hayamos compartido la historia. Es que la hemos protagonizado conjuntamente. Incluso la que corresponde más singularmente a cada uno de los territorios.

Claro que la interrelación tiene más alcance que el de las cifras puramente económicas. Sería interesante un estudio acerca del número de emigrantes a Cataluña de habitantes de la provincia de Lugo entre 1940 y 1990. No dudo de que sería sorprendente. También debe tenerse presente que ese es un hecho que está entre las causas históricas de que la comunidad catalana tenga hoy la renta que tiene. Y no solo fueron lucenses, claro. Miles de gallegos, andaluces, extremeños, murcianos o aragoneses se han avecindado en Cataluña a lo largo del siglo XX, en diversos periodos y por distintos motivos. Al final del siglo XIX tuvo lugar ya un intenso movimiento migratorio con origen fundamentalmente en Murcia, con motivo de la exposición universal que tuvo lugar en Barcelona. Lo narra muy bien Eduardo Mendoza en ‘La ciudad de los prodigios’, aunque el protagonista Onofre Bouvila es un campesino de una aldea pirenaica que emigra a la ciudad condal. También los catalanes emigraron desde el campo.

Podría  hacerse  referencia  a otras cosas, pero lo importante entiendo que es el resumen. La población no se asienta por igual en unas y otras partes del territorio, y además, es obvio, se mueve. Hoy más que en tiempos pretéritos, pero siempre lo hizo. La revolución industrial determinó que miles de personas abandonaran el campo y se dirigieran a las ciudades en busca de una vida mejor. Lo más importante es que en cuanto volvemos atrás la página comprobamos que no es que hayamos compartido la historia. Es que la hemos protagonizado conjuntamente. Incluso la que corresponde más singularmente a cada uno de los territorios.

Es bueno conocer los datos, porque siempre es conveniente saber donde se está, pero seamos conscientes de que tienen la significación que tienen, y obedecen a las causas que obedecen. Y debe ser un objetivo irrenunciable de España como comunidad nacional la mayor igualación de sus comunidades. Lo que supondrá siempre que haya trasferencias de renta de unos a otros. En otro caso no compartiríamos ni protagonizaríamos nada. Solo coexistiríamos.

Comentarios