Opinión

Política

ESO QUE el diccionario  en una de sus acepciones define como «actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos», en mi apreciación brilla cada vez más por su ausencia.

No sé si, como ya he apuntado en alguna ocasión, ello es consecuencia de  la apuesta por  los políticos ‘gestores’, tan en boga y que tanto predicamento tiene, pero me temo que la cosa es peor.  Ortega escribió sobre la vieja y la nueva política. Hoy no se atisba en el panorama ni política vieja ni nueva.

Porque regir los asuntos públicos es algo más que administrarlos o gestionarlos. El gestor los administra, el político debe aspirar a ser un innovador, si no está a su alcance el impulso creador.

Regir los asuntos públicos es algo más que administrarlos o gestionarlos. El gestor los administra, el político debe aspirar a ser un innovador

Pero, además, el político, el dirigente debe ser un definidor del ideario, quien lo actualice, o quien lo secunde y le dé vida. Y en eso radica la conexión imprescindible entre política e ideología, que es la fuente de los idearios políticos.

Si se prescinde de eso, nada tiene recorrido ni permanencia. Si se trata de saber solo quien manda, o quien va a mandar, la cuestión carece de interés, salvo para los que se postulan para el mando y sus corifeos, muchos o pocos, lo mismo da.

Jiménez de Parga explicaba que ante las realidades políticas hay que intentar conocer: quién manda, cómo manda y para qué manda, y a mí me parece que cada vez se acentúa más el quién, y se va  desvaneciendo el para qué, que miren por dónde, es lo que realmente importa, y es lo que debería  determinar la decisión de votar.

Es tiempo de reivindicar la política y el verdadero liderazgo, que, no lo duden, no se alcanza por el hecho de estar ahí

Peor aún, como se hace , es llamar a filas contra alguien. El discurso del adversario debe ser impugnado, pero eso no debe confundirse con la denigración del contrincante que es lo que se viene practicando mayoritariamente en términos ya nauseabundos.

Sorprende que con tal praxis acuda tanta gente a votar. En realidad, ‘rebus sic stantibus’  solo deberían ir los candidatos y sus familias personal y política. A tantos, que más les dará que mande Perico o Periquillo.

Es tiempo de reivindicar la política y el verdadero liderazgo que, no lo duden, no se alcanza por el hecho de estar ahí.

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