Opinión

Descortés Colau

LA CORTESÍA es definida como demostración, acto o cosa con que se manifiesta amabilidad y buena educación. Y el acto de Colau, la actual primera regidora de Barcelona, al manifestar a unos oficiales del Ejército que estaban en el puesto de Defensa en una feria de Enseñanza, y que se acercaron a saludarla y cumplimentarla cuando ella giraba visita, sin más y siendo lo único que les dijo: "preferimos que no haya presencia militar", es al menos una descortesía.

Desde luego no deja a Barcelona en el lugar en que la situó Cervantes que se refirió a ella en boca de D. Quijote como "archivo de cortesía".

Claro, además, la ofensiva y grosera actitud de Colau tenía asegurada la reacción prudente de los destinatarios, que en todo se había de sujetar a las normas de comportamiento que su condición militar les imponía. Un seguro para ella, porque el que dice lo que quiere debe aceptar el tener que oír lo que no quiere.

Hay que preguntarse y preocuparse por lo qué lo que debe creer esta ciudadana que son las instituciones y la cortesía institucional. Se afirma que las hadas son criaturas fantásticas y sutiles. Esta Ada sin h, no parece desde luego nada fantástica y su conducta es muy poco sutil. Exhibe por el contario torpeza y falta de delicadeza, erigiéndose, sin título habilitante, en árbitro de presencias y ausencias.

Era si un salón o exposición educativa, pero resulta que aunque la Sra. Colau lo ignore hay educación militar, hay normas de educación militar. Parece que es el acervo personal de la alcaldesa de Barcelona el que no cuenta especialmente con ella; y existen instituciones docentes militares: academias, escuelas, centros e instituciones diversas. ¿Cómo que es cuestión de espacios según dijo para justificar el exabrupto? ¿Por qué hay que aceptar la exhibición de tanta insolencia innecesaria, hija sin duda de la ignorancia y del pacifismo ingenuo?

Se ha escrito sobre lo que se denomina procedimiento de cortesía de doble sentido. La cortesía no tiene carácter autó- nomo —se dice— , depende de la interacción comunicativa e implica reconocer al destinatario unos derechos y al enunciador (el orador) ciertas obligaciones. Una expresión será cortés cuando el enunciador no haya violado los derechos u obligaciones vigentes en ese momento.

Los militares integran una institución estatal al servicio de la ciudadanía. Desempeñan una función tan delicada como es el monopolio de las capacidades de fuerza de la sociedad para usarlas en su defensa de, y también cuando sea menester, proporcionada y oportunamente, ordenada por quien legítimamente puede hacerlo, para exigir e imponer una determinada conducta, conveniente y requerida por el superior interés de la mayoría social, a un grupo hostil o rebelde. Y merecen respeto.

Si el espacio estaba relacionado con la enseñanza, ciertamente Ada Colau protagonizó un hecho pedagógicamente muy negativo.

Claro que ella, sigue predicando al parecer un evangelio en el que solo son participes de los derechos los que los apóstoles de la doctrina, como ella misma, aceptan como destinatarios. Y lo que es peor, en el que las obligaciones brillan por su ausencia.

Primera lección para Colau: Que Cervantes, hombre de letras y de armas, honraba a Barcelona a través de D. Quijote reconociéndola, dignificándola y exaltándola como "archivo de cortesía". Y en consecuencia, que al menos mientras sea la primera edil de la ciudad condal, debe comportarse con la cortesía precisa. Y si no sabe, practicar

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