Opinión

Algo ha cambiado

La elección autonómica catalana que tendrá lugar el próximo catorce de febrero creo que reflejará un cambio. La moderación de la pulsión independentista que se ha producido me parece que tendrá en ellas algún efecto.

Una prueba evidente la he visualizado en el debate que tuvo lugar esta semana entre los cabezas de lista de las formaciones que concurren a los comicios. Los candidatos del PSC, PP, Cs y Vox se expresaron en la lengua común, esto es, en español o castellano, y los restantes lo hicieron en catalán, aunque ocasionalmente alguno de ellos también habló en español. Lo que relato, en particular, es desde luego revelador de que la burbuja en virtud de la que, en política en Cataluña había que hablar siempre y solo catalán (o sea el modelo de TV3, del que por cierto en Galicia alguna gente, poca, es partidaria) se ha superado, con lo que ello significa.

No creo que Iceta de haber sido el candidato lo hubiera hecho. Illa tampoco, antes de ser ministro. El Gobierno templa y modera, y proporciona otra visión del horizonte. La pena es que no podamos hacer ministros a cien mil de los que secundan aún la ola independentista.

Mi opinión se sustenta también en los datos del primer barómetro anual del Ceo, que muestran que solo el 51% de los que manifiestan su decisión de votar a ERC expresan su preferencia por un estado independiente, en tanto el 36,4 lo hacen a favor de una solución federal. O sea, que desde que comenzó el procés en 2013 la opción independentista entre los votantes de Esquerra se ha desplomado casi 37 puntos.

También es reseñable el resultado del barómetro entre los que dicen que van a optar por la papeleta socialista: el 42,2% de los votantes socialistas prefieren la autonomía y el 39,7 federalizar España. Incluso el 13% aboga por eliminar la autonomía. Francamente todo un suceso, teniendo la dirigencia del PSC la posición que tiene en lo que al modelo territorial se refiere.

Y para desvelarles mi última fuente, reproduzco algunas consideracionesde las cartas, escritas en catalán, de dos lectores publicadas esta semana en la sección correspondiente de uno de los grandes diarios de Barcelona. Una la firma un catalán de apellidos González y Quintana, o sea, de pura cepa en su deseo, que afirma que es independentista por coincidir con el ya ministro Iceta en el Congreso en querer una España fuerte en su unidad y orgullosa en su diversidad. Por eso, sugiere distinguir la patria de los hijos, y desgrana sus consejos. El primero es que "un buen padre debe dar a los hijos una buena formación para convertirlos en personas educadas y que respeten a los demás porque esta es la base de una vida rica, prospera y armoniosa. Todo lo contrario de lo que hizo el Estado el 1-O".

Sus otras propuestas versan sobre la honestidad pública y sobre los vestigios de la dictadura que él constata; desde luego no precisa que Cataluña esté libre de esas lacras, ni que los dirigentes independentistas sean ajenos a ellas. Remata su misiva con una afirmación enfática, aunque, hay que decirlo, incoherente. Dice ser independentista por lo anterior y «porque quiero una patria libre del Estado fascista que la somete», a pesar de que España nunca ha sido fascista. Lo sé porque para someterla fueron necesarios medio millón de muertos y seguir asesinado más de un millón de muertos.

En fin, un refrito de lo que un día y otro reitera el independentismo, aderezado con máximas de combate sobre la guerra civil y el franquismo, sin que se pueda deducir qué tienen que ver con la independencia. Los votos con esa inspiración es seguro que no irán a parte alguna.

La otra misiva la suscribe quien dice llamarse Jordi Saavedra, de Malgrat de Mar, una zona cero del independentismo en el Maresme. Reseño de ella tres reflexiones de mucho alcance:

1. En respuesta a la afirmación de los líderes sobre el supremo valor democrático del referéndum: "No he encontrado ningún argumentode por qué la democracia directa (referéndum) es preferible o más democrática que la democracia representativa (elecciones)". Que bien lo sintetiza este lector.

2. Acerca de lo que nunca se plantea consultar: "Esta legislatura han pasado tres años sin aprobarse unos nuevos presupuestos (que es la ley que más afecta a la vida de todos los ciudadanos, entidades, autónomos y empresas del país) pero en ningún momento he oído decir a nuestros ‘adalides’ de la democracia que teníamos que salir del bloqueo haciendo un referéndum... ".

Y 3. Concluye: "Pero no, en lo que afecta al bolsillo está bien la democracia representativa. En cambio, para decidir el modelo de país, que más allá del efecto emocional no afecta a nuestro día a día, y como aspecto emocional es fácilmente influenciable, para eso si defienden la democracia directa. Reflexionemos: el referéndum no va de democracia, va de poder". Poco añadiría yo, solo que el referéndum es cosa de las elites que aspiran a todo el poder. Estimo que Jordi no es el único que lo ha percibido. Algo ha cambiado. Y se verá.

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