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Penúltimo paso de Ortega

El fundador de Inditex se aparta aún más del día a día cuando los resultados siguen brillando

Amancio Ortega

AMANCIO ORTEGA es como un folio en blanco. Imposible de leer. Por eso, los gestos, por imperceptibles o menudos que parezcan a simple vista, permiten dibujar ese trayecto que está comenzando a recorrer el fundador de la primera empresa española por valor en Bolsa, que se dice pronto. Es un tránsito silencioso, que sin embargo sigue un itinerario perfectamente diseñado en Arteixo, aunque las señales a veces puedan confundir. Porque en Zara nada se deja a la casualidad. Inditex asiste al penúltimo paso de su fundador al frente de la gestión del grupo.

Esta semana, el mismo día que la compañía presentaba, contra todo pronóstico del consenso de los analistas, unos brillantes resultados, con crecimientos de ventas de nuevo por encima de los dos dígitos, trascendía lejos del murmullo de los mentideros madrileños ese movimiento que conviene leer con atención. Es sencillamente la revocación de Amancio Ortega como apoderado mancomunado solidario en nada menos que unas cincuenta empresas que integran el grupo, desde la matriz a las filiales y las compañías logísticas. En Zara, siempre rebajando intensidad a cualquier sobresalto sobre la vida y obra del fundador, prefieren hablar de un proceso natural de retirada de poderes ejecutivos después de que en 2011 dejara la presidencia del grupo en manos de un joven Pablo Isla.

En marzo cumplirá 82 años quien lo ha sido todo en el primer grupo textil del mundo. ¿Se desvincula Ortega de Inditex? Pues sí y no. Todos los poderes recaen ahora en un ejecutivo que ha logrado convertir en relativa la que en su día fue capital gestión de José María Castellano en el grupo. Casi nadie lo podía imaginar cuando desembarcó en Arteixo en la primavera de 2005, con 41 años. ¿O quizá Ortega sí lo tenía claro? Pablo Isla ha sido en estos años la sombra del jefe, hasta convertirse en el presidente paciente, hábil y aglutinador, quizá algo menos mordaz e incisivo que Ortega a su edad. Para tomar decisiones prefiere los paseos a las reuniones, como el fundador. Y no oculta, en absoluto, que "somos muy ambiciosos, claro; pero también humildes", como suele explicar para cincelar ese perfil propio que tanto gusta proyectar desde Inditex.

Ortega sigue manteniendo el control accionarial del grupo, y continúa en el consejo de administración, al igual que su segunda mujer, Flora Pérez Marcote, sin la que no se pueden entender desde hace años las grandes decisiones en el seno de la compañía. ¿Está entre ellas el proceso de sucesión, con la calculada y milimétrica irrupción en escena de Marta Ortega, la benjamina del fundador? Primero administradora de algunas patrimonales, después vocal de la fundación, ahora uno más en las juntas generales de accionistas...

La respuesta a tan delicada pregunta abre todo un universo de matices, que confluyen en el futuro de Inditex sin Amancio Ortega.Lo dijo hace unos cuantos años Carlos Espinosa de los Monteros, histórico consejero, y nada parece haber alterado esa hoja de ruta. "Una cosa es la propiedad y otra la gerencia de la compañía", señalaba el que fuera hombre de máxima confianza de Ortega, para añadir con prudencia que, "lógicamente ella (Marta) es la heredera de la fortuna. Su mujer y su hija son los herederos del patrimonio de Ortega. Lo que ocurre es que la sociedad está muy profesionalizada. Tiene muchas personas. Y serán esas personas o sus sustitutos los que dirijan y gerencien la empresa".

Simple despiste o intencionada laguna, lo cierto es que Espinosa de los Monteros se olvidó de citar a Sandra, la primera hija de Amancio Ortega y Rosalía Mera, albacea además de su hemano Marcos. Reconciliada con el padre tras la muerte de su madre, Sandra poco tiene que ver con Inditex al margen de ser su segundo mayor accionista, con un 5% del capital. Sobre ella también recaerá esa propiedad futura, que compartirá con una hermanastra, Marta, a quien apenas conoce y con quien no tiene casi nada en común. El futuro de Inditex, por tanto, pasa por ambas. Y también por Pablo Isla. Hagan sus apuestas.

Su cercanía generacional con las hijas del fundador fue una de las claves de su incorporación a Inditex. Ortega conjugaba entonces los tiempos en futuro. Ni una puntada sin hilo. El de esta semana ha sido por tanto un paso más, en un largo camino, que llevará a Pablo Isla a mantener un cargo, el de pesidente, en el que se ve "para toda la vida" cuando falte el fundador. Amancio Ortega, queriéndolo o no, ha elegido el momento de dar el penúltimo paso, cuando Inditex, contra pronóstico, vuelve a marcar los tiempos con ventas, beneficios y cotización en lo más alto del podio.

Audasa ganará 6.100 millones hasta 2048
Los acuerdos están para cumplirse, como las leyes en Cataluña. Si nos atenemos al relato oficial, tan corto de miras como insustancial en cuanto a soluciones, pues nada que objetar. La subida de peajes en la Autopista del Atlántico es, básicamente, fruto de varios convenios firmados en su día entre José Blanco y Ana Pastor, a cada uno lo suyo, y los ejecutivos de Audasa para financiar obras que están a la vista y descuentos en los peajes en el sur. Nos lo tenemos merecido, vamos. En lo que no cayeron del todo los dos ministros y sus chicos de Fomento cuando apelaron a este sistema para acometer mejoras para los usuarios es que al otro lado de la mesa tenían hábiles negociadores. Porque lo que mejor vertebra actualmente la AP-9 no es Galicia, sino la cuenta de resultados de su concesionaria.

En lo que algunos interpretan como una nueva "navallada" a Galicia, como la de los años setenta, otros prefieren ver una fórmula a la que no conviene recurrir más. Una vez recuperado el tráfico, Audasa sale de la crisis con crecimientos de beneficios que oscilan, en función del año, entre el 20% y el 40% más cada ejercicio. Audasa financia las obras recurriendo a su endeudamiento, y luego pasa el cepillo a la Administración central con esos convenios. Es esa deuda de la compañía, que está clavada en los mil millones de euros, y este sistema, lo que permite al Grupo Itínere, su propietario, enjugar sus abultados números rojos. Los dueños de Audasa solo ganan dinero en Galicia. Entre 2011 y 2048, cuando vence la concesión, la compañía habrá acumulado unos ingresos por peajes de 9.561 millones de euros y un beneficio de 6.100 millones.

Julio Fernández Gayoso: el goteo de causas pendientes en la Audiencia Nacional
Mala vejez la de Julio Fernández Gayoso. En la Audiencia Nacional se ha dado de bruces otra vez el expresidente de Caixanova. Imputado por administración desleal y blanqueo, el octogenario responde ahora por extrañas operaciones de financiación que ocultaban intereses inmobiliarios, por muy revestidas que estuvieran del barniz de un negocio limpio como las conservas. Un nuevo revés que no será el último. Y es que Gayoso y sus chicos, como en la caja del norte José Luis Méndez y los suyos, serán protagonistas de la crónica de sucesos más veces. Tantas como se activen las instrucciones contra ellos tras las denuncias del Fondo de Reestructuración Ordenada de la Banca, el Estado, vamos. Lento pero seguro, solo la prescripción de algunos delitos derivados de una docena de operaciones irregulares podrá salvar a Gayoso de volver a la Audiencia Nacional. Y evitaría también que José Luis Méndez la pisara por primera vez.

Enrique Tellado: el mal fario de Evo Banco, una fórmula que no logra cuajar
No pintaba nada mal. La fórmula de Evo Banco, con la que José María Castellano envolvió parte de la red de Novagalicia y la vendió a un fondo de inversión, prometía convertirse en paradigma de la banca del futuro, sin apenas oficinas. Quizá adelantado a su tiempo, precisamente en la antesala de la recuperación económica, Evo no acabó de funcionar. Hoy en día, en medio de huelgas de sus trabajadores, la entidad afronta una reestructuración que le llevará a la mínima expresión, casi sin más canal con el cliente que la red. De la transformación venidera, como del fracaso reciente, se encarga un ejecutivo que alterna A Coruña con Madrid. Enrique Tellado, diana de la crítica, fue uno de los elegidos de Caixa Galicia para cocinar la fusión con Caixanova, que acabó como acabó. Evo ha sido hasta ahora una máquina de enterrar dinero. Cientos de millones.

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