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La factura gallega del Brexit

                                                                               Reino Unido es el segundo destino de la inversión de Galicia en el extranjero en doce años

BANTRY es un pequeño pueblo costero del condado de Cork, en el oeste de Irlanda. Allí está ambientado un libro contra el olvido que debería ser lectura obligada en Galicia. Michel J. Carroll, su autor, relata en La Segunda Armada Invencible episodios trágicos y divertidas anécdotas, que de todo hay, de los pesqueros gallegos en el Gran Sol. Desde la llegada de los primeros barcos, en 1946, hasta los últimos años de la década de los setenta, cuando gallegos y vascos dejaron de aprovisionarse en Bantry y de abrigarse en su tranquila bahía. Hoy en día Cork, como toda la República de Irlanda, se prepara para un eventual renacer, al abrigo del Brexit y las inversiones que su clase política pueda captar en ese juego revuelto en el que se ha convertido la salida de Reino Unido de la Unión Europea.


Galicia no asiste, ni muchos menos, impasible a un proceso que presenta un primer dilema: ¿a quién perjudicará más el Brexit? ¿A los europeos o a los británicos? Lejos de resolver una ecuación que solamente el paso de los meses y el propio proceso despejará, conviene resituar las relaciones de Galicia con Reino Unido, que son determinantes y en los últimos años han ido a más.


Es un denominador más que común en todos los análisis referirse al mercado británico como el cuarto cliente de Galicia. Un saldo claramente positivo para la economía gallega en la balanza comercial, senda iniciada en 2012, con unas exportaciones que rebasan ya los mil millones de euros al año. El relato continúa con el textil y la automoción como núcleo de las ventas, al suponer prácticamente la mitad de lo exportado por las empresas gallegas. Sin embargo, Reino Unido es mucho más para Galicia.


Por ejemplo, un informe divulgado esta misma semana arroja mucha luz al respecto. Xoán López Facal, del Foro Económico de Galicia, apunta en un análisis sobre la internacionalización de la economía gallega que Reino Unido se encuentra entre los cinco mayores países de origen de la inversión extranjera en Galicia en los últimos doce años. Y otro dato ofrece todavía más perspectiva de la relación. Entre 2004 y 2015, dice López Facal, y seleccionando los diez países receptores de inversiones gallegas en el extranjero superiores a los 300 millones, sobresalen entre los destinatarios Estados Unidos, que se lleva el 25,2%, y Gran Bretaña, con el 14,2%, seguidos de Italia, Francia y Luxemburgo. A esta dinámica, que puede resultar sorprendente, no es ajena la actividad de las grandes fortunas gallegas, comenzando por Amancio Ortega y sus patrimoniales, y siguiendo por algún otro empresario habitual de Forbes, que destinan las plusvalías de sus negocios a la inversión en grandes proyectos inmobiliarios.


La colección de edificios emblemáticos del magnate en el mercado británico se agrupa en torno a Pontegadea UK, que en 2014 controlaba activos por un valor que rondaba los 2.000 millones. Se trata de lo que en ese negocio se denominan inversiones «premium», de altísimo standing, lo que brinda cierta estabilidad al grupo, no así a sus inquilinos, que sí pueden sufrir las consecuencias del Brexit y las temidas deslocalizaciones. Ortega no está solo. Su hija Sandra también tiene negocios allí, al igual que un nutrido grupo de empresas gallegas acostumbradas a la libra, pero no a su devaluación. Ahí están la maderera Finsa, la pizarrera Cupa Group, la biotecnológica Pharma Mar, Televés, Bimba y Lola, Pescanova, Exlabesa... Todas tienen filiales asentadas en Reino Unido, donde Inditex cuenta con presencia de casi todas sus cadenas y más de un centenar de tiendas.


Sin salir de Galicia, hemos asistido en los últimos meses al desembarco del primer grupo de defensa británico. Lo ha hecho al calor del proyecto de drones de Rozas, impulsado por la Consellería de Economía. A través de Inaer, que con Indra ganó el concurso, el gigante Babcock International Group ha llegado a Galicia. Se trata del líder del sector, con sede en Reino Unido, y que tiene en el departamento de Defensa británico a su principal cliente.


Esta misma semana, para aplacar angustias prematuras, la conselleira de Mar ha encargado un análisis del impacto en la pesca de la salida del Reino Unido de la UE. Tanto para la flota que está faenando en aguas comunitarias como para los barcos de armadores gallegos que operan bajo pabellón de Reino Unido.


La incertidumbre cotiza muy a la baja. La valoración en Bolsa de las empresas del Ibex ha caído un 13% en junio por el impacto del Brexit, que podría costar tres décimas al crecimiento del PIB de España en 2017, según el BBVA. Quizá pronto habrá una segunda juventud para Bantry, en Irlanda, y de paso para la flota gallega en el Gran Sol.

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