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El nuevo poder municipal

Casi 900 millones de euros de presupuesto cambian de manos en Galicia tras las elecciones

HAY QUIEN dice que el beneficio es la libido de las empresas. En el caso de la gestión pública, estaríamos hablando, en teoría, del superávit en las cuentas. Y todo ello, fruto de la gestión de un presupuesto. Ingresos y gastos... Pues bien, estas municipales del cambio también han supuesto un vuelco, y de calado, en el manejo del presupuesto que hasta ahora vienen controlando las corporaciones locales y las diputaciones gallegas. Prácticamente 900 millones de euros cambian de manos en Galicia, sin contar con las alcaldías que todavía están en el aire, en proceso de pactos. El grueso de esta cifra se lo lleva, en un ejercicio como el 2015, el presupuesto conjunto de diputaciones como las de A Coruña y Pontevedra, y grandes concellos como Santiago, A Coruña y Ferrol. La cuenta puede ser, finalmente, más elevada.

Las municipales fueron votos, concejales y alcaldes, pero también euros. Y muchos. Poder, en definitiva. Por ejemplo, con la pérdida de las diputaciones de Pontevedra y A Coruña los populares dejan de gestionar 319 millones de euros de gasto. ¿Mucho? ¿Poco? Pues nada menos que el 66% del total que manejan las cuatro corporaciones provinciales gallegas. Las diputaciones de A Coruña (171 millones para este año) y Pontevedra (148 millones) cuentan con recursos muy por encima de los que disponen sus homólogas de Lugo (89,4 millones) u Ourense (75,7).

Para situar el alcance de los cambios solo hay que detenerse en otro dato: los 314 municipios gallegos manejan un presupuesto conjunto de unos 2.100 millones al año

Y a falta de lo que suceda en el resto de las grandes ciudades y cabeceras de comarca todavía en el aire, el PP se ha dejado en plazas como Santiago, Ferrol y A Coruña nada menos que algo más de 400 millones de euros, que se reparten entre A Coruña (252 millones), Santiago (102) y Ferrol (54). Para situar el alcance de los cambios solo hay que detenerse en otro dato: los 314 municipios gallegos manejan un presupuesto conjunto de unos 2.100 millones al año.

Todo ello medido en términos estrictamente presupuestarios, es decir, las cuentas que pasan por el pleno. Y es que los euros que cambian de manos van mucho más alla si se tienen en cuenta otros resortes de poder, como empresas públicas y concesionadas. Solo en el caso de A Coruña, por ser el bastión de mayor presupuesto perdido por el PP, Carlos Negreira contaba con la gestión del agua (Emalcsa) y el transporte urbano, a través de una concesión, que mueven conjuntamente al año nada menos que 45 millones de euros de ingresos y un beneficio conjunto declarado en 2013 superior a los 10 millones. Ambas, Emalcsa y Tranvías de A Coruña, suman un patrimonio de 76,3 millones que ahora quedará bajo la órbita de Xulio Ferreiro y su Marea Altántica. También cambiará de manos la ahora popular Federación Gallega de Municipios y Provincias (Fegamp), con un millón de euros al año de presupuesto.

Pero no solo moqueta y capacidad de gasto heredan los nuevos alcaldes. También deuda. Y considerable. Otra vez las urbes vuelven a sobresalir en este apartado

Pero no solo moqueta y capacidad de gasto heredan los nuevos alcaldes. También deuda. Y considerable. Otra vez las urbes vuelven a sobresalir en este apartado, y precisamente dos de los tres grandes concellos que pierde el PP desde una cómoda mayoría absoluta lideran el endeudamiento en Galicia. Con datos del Ministerio de Hacienda correspondientes al 2013, A Coruña y Santiago, con 78 y 57 millones de euros, respectivamente, se encuentran en el top de los ayuntamientos gallegos con mayor deuda viva con entidades financieras. Por el contrario, dos plazas que siguen siendo progresistas, como Vigo y Pontevedra, se sitúan entre las urbes gallegas con menor deuda, en ambos casos muy por debajo, en términos absolutos, de concellos como Ourense o Compostela. Martiño Noriega, en Santiago, asumirá la deuda municipal per cápita (persona y año) más elevada de todas las grandes ciudades.

Los alcaldables que en breve tomarán mando en plaza saben muy bien que, de media, hasta un 33% de su presupuesto anual se irá a pagar nóminas, y otro 41% (unos 859 millones, entre los 314 municipios) se destinará a financiar la prestación de servicios. Son ayuntamientos que ingresan menos que la media española, tanto en impuestos locales como en tasas, pero que también gastan menos, tienen menor deuda y destinan menos que la media nacional a financiar servicios públicos básicos.

Quien prometió un revolcón en las políticas municipales se va a topar en el día a día de la gestión con muchos casos prácticos de ese raquitismo que tanto caracteriza a los municipios gallegos. En otros casos, más que con estrecheces propias del entorno, que están casi descontadas, los alcaldables se darán de frente con el inamovible gasto corriente y compromisos de todo tipo, que condicionarán muchos de sus pasos. Galicia pidió cambio el 24-M. Y con los votos, el poder real, el del presupuesto, basculó hacia la izquierda. Es la hora de comenzar a repasar los programas electorales, y hacer números entre lo prometido y lo realizable.

Reaparecen los históricos en Pescanova

CUANDO TODO parece indicar que algo va a suceder, por lo general acaba pasando. Es el caso de Pescanova, donde la banca manda y refunda la compañía porque es su acreedor por encima de todo matiz. Lo sabe muy bien Jacobo González-Robatto, ex del Popular, el segundo mayor acreedor. Él está llamado a presidir la Nueva Pescanova, y de hecho hace las veces de hombre fuerte en una suerte de comité de vigilancia con difusas funciones. Y, ahora, en una junta general que da la voz a los accionistas, a los minoritarios, nos encontramos con algo más que con unos socios que quieren ejercer sus derechos. Parece historia contemporánea, pero si nos vamos a los registros de la autoridad bursátil, que es donde constan de manera oficial las participaciones significativas y representan el último recurso para conocer quienes son hasta ahora sus dueños, nos llevamos algunas sorpresas. Por ejemplo, Manuel Fernández de Sousa-Faro, un expresidente que ahora está más pendiente de la Audiencia Nacional, sigue siendo el primer accionistas indidivual de Pescanova, con el 7,5%. Ahí está Carolina Masaveu, con otro 7,1%, pero también Damm, de Demetrio Carceller, con un 6,2%. Y los Luxempart, con un 5,8%; Alfonso Paz-Andrade, con algo más de un 3%.... Son los accionistas históricos, que más que volver, nunca se fueron. El portavoz de uno de ellos, Iberfomento, alzó la voz en la junta, planteando una propuesta para retener hasta un 20% del capital de la nueva compañía, la que resulte de una junta extraordinaria de septiembre. En ella se aprobará la capitalización de deuda, y será la hora de la verdad para conocer quién mandará en el día a día de Pescanova.

VALERIANO MARTÍNEZ. El 2015 no será el año de esa recuperación sólida tan esperada

NO ESTÁ para echar cohetes el conselleiro de Facenda, aunque poco se le puede reprochar de momento. Valeriano Martínez intenta sacar pecho con los datos de crecimiento del PIB del primer trimestre, al asegurar que registra el mayor crecimiento trimestral desde 2007. Y, siendo verdad, no lo es menos que la economía gallega, en términos intertrimestrales, crece un 0,5%, la mitad del alza que registró la media española. Y, si lo comparamos con el primer trimestre del 2014, el aumento es del 0,9%, tres veces menos que el 2,7% que apunta España. Con ese crecimiento del 0,5% en los tres primeros meses, técnicamente, la Xunta no tiene por qué cambiar la previsión marcada en los prespuestos gallegos para este año, ya que era del 2%. Pero si el despegue de España se consolida, y Galicia se mantiene con una previsión tan poco ambiciosa como la actual, este será a todas luces un año de transición. Poco más.

ANA PASTOR. Otras soluciones ante el bloqueo para transferir la AP-9

SIN LLEGAR al extremo de Castillla y León, que pide la dimisión del ministro Soria con sólidas razones, es ahora la Autopista del Atlántico, la AP-9, lo que vuelve a tensar las posiciones entre la Xunta y el Ministerio de Fomento. El PP ha rechazado en el Congreso la propuesta del BNG para transferir la autopista, y la Consellería de Medio Ambiente responde, más o menos, que no renuncia a tal aspiración. ¿Y si llegados a este punto optamos por el mal menor, quedándonos con el término medio de mejoras, y muchas, a exigir a la concesionaria? La ministra de Fomento, Ana Pastor, que a buen seguro anda enredada estos días en asuntos enjundiosos, tiene margen para hacer cumplir determinados compromisos que Audasa suele olvidar. Además, siempre estará sobre la mesa la cantinela de unos peajes que, como la luz o el agua, suben cada año en enero.

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