Opinión

¡Cuidado!

Ómicron. Una sola palabra nos ha devuelto la inquietud. Y es que el maldito Covid se reinventan escondido en otras variantes que nos vuelven a poner en jaque. Por eso, en mi opinión, las autoridades sanitarias, tanto la ministra de Sanidad Carolina Darias, como los consejeros de Sanidad de las Comunidades Autónomas, están tardando en adoptar la decisión de que las mascarillas vuelvan a ser obligatorias también al aire libre, es decir, en la calle.

Sí, todos tenemos ganas de salir, de recuperar, aunque sea poco a poco, aquella añorada ‘normalidad’ de antes de que apareciera el Covid, pero ahora que llegan las fiestas navideñas las calles están a rebosar y, por tanto, es imposible mantener una mínima distancia de seguridad.

Y quienes vivimos en Madrid podemos dar fe del peligro que supone andar por el ‘centro’ de la ciudad en estas fechas previas a la Navidad.

Si además de la vacuna, las mascarillas resultan un freno para el Covid, no comprendo como en estos momentos en que una nueva variante comienza a provocar un reguero de nuevos contagios, las autoridades se hagan las remolonas a la hora de tomar la decisión de que las mascarillas vuelvan a ser obligatorias en la calle.

Tampoco es comprensible que haya Comunidades en las que se pide el pasaporte Covid para entrar en algunos lugares y en otras Comunidades no.

En cuanto a las vacunas, no son la panacea, pero hasta ahora han resultado eficaces a la hora de poner freno a los efectos más indeseados del Covid. Por eso es una garantía que quienes tengan que compartir un espacio cerrado estén vacunados.

Hay dos derechos, el de no vacunarse pero también el derecho a que a uno no le contagien y por tanto, no se trata de obligar a nadie a vacunarse, pero sí que estas personas no pongan en peligro a quienes han cumplido con su deber ciudadano de vacunarse.

Por tanto, el pasaporte Covid debería ser imprescindible para poder acceder ya sea un restaurante, la peluquería, el gimnasio, teatros, cines, un concierto, etc. Pero también deberían estar vacunados quienes gestionan y atienden al público en espacios cerrados.

El Estado de las Autonomías tiene muchas ventajas pero también algunas disfunciones, y en una situación de crisis sanitaria con un enemigo invisible como es el Covid, las autoridades sanitarias deberían de armonizar muchas de sus decisiones.

Me parece que antes de que la nueva variante del Covid se convierta en otra pesadilla la ministra Darias y sus pares, los consejeros de Sanidad, deberían de adoptar cuanto antes medidas contundentes para evitar que volvamos a la casilla de salida.

No se trata de que tengamos que volver a encerrarnos en casa o de que no podamos celebrar la Navidad, pero sí de poner en marcha ese viejo refrán de más vale prevenir que curar.