Opinión

El carro de Manolo

El irrepetible Manolo Escobar murió sin encontrar «su carro», aquel que tanto buscó entre rumba y rumba, por ciudades en las que actuó durante medio siglo. Lástima que el gran Manolo no viva porque tengo noticias para él o para los herederos de su carro: en Lugo, no está. 
Alguno se preguntará porqué estoy tan seguro. Fácil; los ladrones no tendrían dónde aparcar el carro de Manolo.

Imagínense el diálogo de los incautos:

—Aparca aquí.
—Aquí no. Es carga y descarga.
—¡Aquí, aquí! 
—Eso es un vado, bestia.
—¡Para, para! Ahí hay sitio y sitio…
—Eso es para que los bares pongan la terraza. Ahí no podemos.
—Busca la zona azul; ahí hay sitio fijo.
_¿Qué dices? En Lugo no hay de eso.
—Pues busca una plaza de minusválidos, y lo ‘chantamos’ allí.
—Tampoco hay. Se las cargaron con el carril bici.

El asunto tendría gracia de no ser porque la realidad supera la ficción con un decorado preciso en la descripción y un reparto en el guión, donde el jinete que pega es el BNG, amparado por la señora Lara Méndez, y las mulas que cabalgan los ciudadanos, que son simplemente la coartada del aquelarre urbanístico. Dicho de otro modo, los pardillos.

En el año 2015 la zona ora de la ciudad fue suspendida «temporalmente». La temporalidad, que dura hasta hoy, demuestra que estamos gobernados por un joven inexperto, más cercano a un tuitero profesional que a un gestor maduro, y auxiliado por una alcaldesa aficionada a los juegos de palabras, enamorada de sí misma y que no duda en contemplarse en el espejo de la madrastra de Blancanieves, aquel que no dudaba en repetirle que ella era la más bella.

No descubro nada nuevo cuando digo, que a propuesta de PP, el pleno del Ayuntamiento de Lugo aprobó en el año 2019 un sistema de aparcamiento rotatorio que duerme el sueño de los justos, que confirma que aunque vaya de rana, Lara Méndez es el escorpión de la fábula.

Este gobierno feminista, progresista, ecologista y narcicista en el cual el aparato de propaganda nunca descansa, se ha olvidado no solo de los comunes de los lucenses, sino también de aquellos que tienen dificultades de movilidad, aquellos a los que deberíamos prestar especial atención. ¿Cuántas plazas de aparcamiento de minusválidos se han perdido con el carril bici? ¿Cómo piensan reponerlo? ¿Cómo van a explicarlo? Probablemente con la misma letanía a la que nos tienen acostumbrados: están en ello.

Si Manolo Escobar volviese hoy a hacer la pregunta «¿Dónde estará mi carro?», podría responderle sin miedo a error que lo busque en otro sitio.

En Lugo, no está tu carro, Manolo.

Comentarios