Opinión

Venezuela, 'AR' y Lope

LA AGRESIÓN por parte de Venezuela ha llegado demasiado lejos. No lo digo porque el régimen chavista siga incomprensiblemente omnipresente en las tertulias, en las ruedas de prensa de Margallo o en los titulares. Al fin y al cabo, la agenda real de este país no se refleja en las porfías de los contertulios y los ministerios, del mismo modo que nunca se reflejó en las asambleas del 15M ni, ahora, en los círculos de Podemos. Nos guste o no, la agenda real de este país viene marcada por la escaleta de El Programa de Ana Rosa, que pervive hasta el mediodía en la memoria colectiva de las amas de casa, encargadas de alimentar -cada día y en todos los sentidos- a los españoles. Por eso es intolerable que el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, se haya dedicado a agredir en la TV de su país al colorido espacio de la reina de los sucesos y el cuché. Eso sí, Ana Rosa se lo ha tomado a risa, sabedora de que no hay que hacer leña de un árbol caído, arruinado y en vías de medievalización. Ya es otra cosa Eduardo Inda, que debería aprender de la exescritora o, al menos, recordar a Lope cuando hablaba de los luteranos:

Bien mirado, ¿qué me han hecho
los luteranos a mí?
Jesucristo los crió,
y puede por varios modos,
si quiere, acabar con todos
mucho más fácil que yo.

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