Opinión

Ángel González, Ángel Vaqueiro

Ángel Vaqueiro en las instalaciones de El Progreso en Santiago JM
photo_camera Ángel Vaqueiro, en las instalaciones de El Progreso en Santiago. J.M.

CREÍA que solo me pasaba a mí hasta que el miércoles tropecé con un poema y supe que no estaba solo. ‘Existen ciertas noches en las que Ángel González / olvida que está muerto / y entra en casa’, escribía Benjamín Prado. Ya es casualidad que esto me pase a mí con otro ángel, con Ángel Vaqueiro. Compartí redacción y amistad con él y ahora se me aparece al grito de: "¡Juanito, me tienes contento!". Después, charla cariñosamente conmigo y me sigue entrenando en el oficio. Y claro, como Vaqueiro me enseñó a cazar serendipias y lo echo de menos, el jueves derrapé en otro poema que lo resumió todo: ‘Ayer fue miércoles toda la mañana. / Por la tarde cambió: / se puso casi lunes’. Es de Ángel González.
 

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