Opinión

Fadumo Dayib

CONVERTIRSE EN la primera presidenta de Somalia. Ese es el sueño de Fadumo Dayib. Nació en Kenia como desplazada. Fue la primera de once hermanos. Desde bebé, su fortaleza para sobrevivir a la extrema pobreza le llevó a su madre a bautizarle como ‘Deeqo’, que significa “suficiente”. Hija de unos padres de origen humilde, sin apenas formación y recursos económicos, logró forjar un futuro a base de devorar libros e invertir tiempo en unos estudios que le abrieron las puertas de la Universidad. Hace más de dos décadas se vio obligada a emigrar y vivir como refugiada en Europa. Primero Moscú. Después recaló en Finlandia, en uno de los espejos del Estado del Bienestar, gracias a la ayuda de un amigo ruso de la familia. A sus 14 años sabía escribir y leer con dificultad porque solo pudo pisar la escuela durante cinco cursos. Posteriormente, se graduó en enfermería y continuó su escalada académica, con tres masters, uno de ellos en administraciones públicas, hasta alcanzar el escalón del doctorado. Su pretensión de ser candidata ya ha provocado las primeras amenazas de muerte. Para ella, lo más importante es fomentar la paz en su país y evitar una masiva ruta de personas inmigrantes jugándose la vida. Culpa a la UE de entregar fondos de cooperación a gobernantes corruptos. Asegura que, en su caso, presenta una diferencia con respecto al resto: sus manos están limpias y preparadas para recuperar a un pueblo desesperado ante tanta injusticia. De conseguirlo, estaríamos ante la primera mujer presidenta en el cuerno de África. ¡Crucemos los dedos!

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