Opinión

Carlos Manuel

LA ANTENA de su emisora está ubicada en una rama de un frondoso árbol para no ser detectada por las fuerzas militares hondureñas en el perímetro de Morazán. Esta rudimentaria técnica de camuflaje ha hecho posible el funcionamiento de una radio comunitaria destinada a los campesinos. En ella, cinco mujeres llevan el peso de una minuciosa programación temática. Aunque cada semana tratan de departir con Carlos Manuel, un líder irrepetible en la lucha por la ocupación de tierras de cultivo. Al conversar con él, resulta imposible evitar un cierto magnetismo.Reconoce que ya hubo varios intentos para arrebatarle la vida por un puñado de lempiras (moneda local). Los encargos procedieron de terratenientes muy poderosos sin intención alguna por ceder una hectárea al pequeño agricultor. El principal afán: controlar la producción y la gestión del campo para dominar el mercado. Lo más curioso del caso pasa por la connivencia del Gobierno defendiendo los intereses de unos pocos con la intervención del Ejército y la Policía Nacional. Tampoco es la primera vez, ni será la última, en la que en el listado de detenciones y apresamientos figura el nombre de un tal Carlos Manuel. Ha llegado a dar esquivo a decenas de militares después de varias horas corriendo campo a través. Y lo ha hecho siempre armado de unos inalterables principios: cultivar para huir de la pobreza.

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