Opinión

"Y para pactar, Lugo"

EL TÍTULO de esta columna es una paráfrasis de aquel eslogan promocional de la excelente gastronomía lucense "Y para comer, Lugo" y viene como anillo al dedo a propósito del acuerdo alcanzado en la Diputación por el presidente y la portavoz popular para aprobar los presupuestos. 

A veces no es fácil entender a los políticos lucenses, pero en este caso Darío Campos y Elena Candia dieron prueba de sensatez desbloqueando los presupuestos para que se puedan acometer obras, efectuar pagos o ayudar a concellos y asociaciones para mejorar la vida de los vecinos de la provincia, que es la función de la Diputación. 

Tras este acuerdo, es pertinente preguntar si el pacto alcanzado entre dos políticos provincianos, él socialista y ella popular, es extrapolable al Congreso de los Diputados ahora y al Pazo do Hórreo en la próxima legislatura –en caso de ser necesario– con fórmulas de coalición o pactos puntuales para formar gobiernos de amplios apoyos. 

Estos nacionalistas van dejando por el camino el poco poder que tienen, pero en política cada partido elige el camino hacia el abismo que más le place

La respuesta sería afirmativa si dependiera de estos dos políticos lucenses. "As maiorías estánse a extinguir e os cidadáns piden acordos", dice el presidente. En la misma línea se manifiesta la política popular que añade un dato importante, "a opinión de moita xente na rúa é moi positiva". Toda una lección de pragmatismo de dos dirigentes que ejercen la política a pié de calle. 

No lo entendió así el Bloque que ordenó a sus representantes dejar los cargos y romper el pacto de gobierno con los socialistas por formar parte de "unha coalición nauseabunda", supongo yo que igual de nauseabunda que la firmada por ellos en Foz con el PP, también para aprobar los presupuestos. Estos nacionalistas, cada día más irrelevantes, van dejando por el camino el poco poder que tienen, pero en política cada partido elige el camino hacia el abismo que más le place. 

Tampoco entenderán este acuerdo la cúpula socialista de Madrid y su franquicia gallega. Encerrados en sus despachos, siguen empecinados en vetos al PP que, en palabras del diplomático y escritor Juan Claudio de Ramón, "no es un partido demoníaco empeñado en arrasar el Estado de bienestar… El PP es la derecha democrática española. Sin más. Ni extrema derecha ni derecha extrema". 

En fin, que si algún día los políticos veteranos y bregados del BNG y los socialistas noveles de Madrid y Galicia quieren saber de ‘realpolitik’, que vayan a Lugo. Aprenderán a pactar y, además, podrán darse un homenaje degustando una comida exquisita.

Comentarios