Opinión

Vamos a contar mentiras...

RESCATO DE una estantería ‘La mentira en la propaganda política y en la publicidad’, un viejo opúsculo en el que Guy Durandin descubre algunos procedimientos, descarados o subliminales, de la mentira. Hoy, decía Durandín en 1983, la propaganda política y la publicidad comercial están en manos de profesionales que vuelcan en la mentira toda su competencia que, sin duda, perfeccionaron treinta años después para que los candidatos ganen sus ‘duelos de relatos’ que el Drae define como narraciones o cuentos.

La mentira en política no es exclusiva de esta época. El canciller prusiano Otto von Bismarck decía en el siglo XIX que "nunca se miente tanto como durante una guerra, después de una cacería y antes de unas elecciones", palabras aplicables a cada proceso electoral. Guerras y cacerías aparte, la sarta de promesas de las campañas devienen en una ristra de mentiras hasta tal punto que en las caravanas móviles que recorren el país debería sonar como música de fondo aquella canción popular "ahora que vamos despacio, vamos a contar mentiras, tralará…" que cantábamos en las excursiones de nuestra adolescencia.

Algunos actores políticos prometen "rescatar a los ciudadanos" de una etapa política nefasta para hacer un país que será la Arcadia


La campaña gallega no es una excepción. Algunos actores políticos prometen «rescatar a los ciudadanos» de una etapa política nefasta para hacer un país que será la Arcadia rebosante de felicidad y de justicia sin ningún contratiempo que perturbe la vida de los ciudadanos que lo tendrán todo gratis et amore. Sectores productivos reactivados; problema demográfico solucionado; decenas de empleos en la sanidad y educación; banca pública para repartir dinero… Habrá abundancia de todo y para todos.

"¿Y esto quien lo paga?", preguntó Josep Pla en Nueva York deslumbrado por la grandiosa iluminación nocturna de la urbe. Esa es la cuestión. Para que las promesas sean coherentes y creíbles deben ser posibles presupuestariamente y sostenibles económicamente en el tiempo. ¿Cómo se puede prometer lo que se sabe no se puede cumplir y gastar lo que no hay? ¿Cómo se pueden vender soluciones milagrosas para problemas complejos? El humorista Carlos Romeu diría que "con unos chupitos".

El libro de Durandin invita a la resistencia activa frente a los ataques e intentos de engaño de la propaganda política. Su lectura ayuda a someter a juicio crítico tantas tonterías como estamos escuchando en esta singular feria de promesas, síntoma de que faltan ideas y proyectos.

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