Opinión

Unión política ibérica

SUENA DE fondo en el pequeño estudio "Tudo isso é fado", una de las canciones más célebres de Amalia Rodrígues que canta al amor y a los celos, a la tristeza, al dolor y al pecado…, "tudo isto existe, tudo isto é fado". Su voz envuelve la estancia en un aire de sombras y misterio, de melancolía y sentimiento, que forman parte del alma portuguesa.

La voz de la Gran Amalia sirve de ayuda para comentar una respuesta de los ciudadanos portugueses al último barómetro que el Real Instituto Elcano realizó a partir de 4.000 entrevistas en Portugal y otros países para conocer la imagen de España en el exterior.

España y Portugal tienen tantos vínculos que deberían complementarse creando espacios de producción y consumo en una Iberia económica

Según ese estudio, los portugueses ven con muy buenos ojos a nuestro país, aunque no se sienten correspondidos, y un 68 por cien está de acuerdo en que España y Portugal deberían avanzar hacia "alguna forma de unión política ibérica". La respuesta es suficientemente vaga como para no pensar –por ahora– en una fusión plena de los dos países, pero invita a buscar una mayor integración que recupere tantos años en los que vivieron mirándose de reojo como si fueran enemigos.

La idea no es nueva. Fernando Pessoa quería aumentar el peso de Portugal en el exterior y, como parte de esa estrategia, abogaba por una mayor unión política, económica y cultural –no una fusión– con España porque juntos tendrían más fuerza en Europa, en América, en África y en el resto del mundo. Años más tarde, Saramago defendió la integración de Portugal en la España plural, una utopía que no fue bien recibida porque el Nobel no goza de mucho predicamento entre amplios sectores de la sociedad lusa.

Plantear la unión política plena ahora tiene poco sentido. Pero desde hace años se dan muchos pasos para una alcanzar una mayor colaboración hispano–lusa fomentando relaciones a través de las cuatro comunidades fronterizas. En esta línea hay que inscribir la euro región Galicia-Norte de Portugal, aunque no obtuvo grandes logros, y la recepción del presidente Rebelo de Sousa el 19 de julio a representantes del Eixo Atlántico para tratar cuestiones transfroterizas como el Camino Portugués, la conexión norte de Portugal y Galicia y las relaciones económicas a ambos lados de la raya.

Sea como fuere, España y Portugal son dos países con tantos vínculos que deberían complementarse más creando espacios de producción y consumo en una Iberia económica, comercial, cultural y turística. Detrás de ella puede llegar algún día la Iberia política.

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