Opinión

Los papeles de Panamá

CUANDO estalló la crisis financiera los dirigentes políticos de las democracias occidentales prometieron refundar el capitalismo y acabar con los paraísos fiscales. Desde entonces se celebraron cumbres de la UE, reuniones del G-20, del Fondo Monetario Internacional, de la OCDE, se tomaron medidas contra la crisis..., y los paraísos siguen operando.

Ahora, esos mismos dirigentes se rasgan las vestiduras al ver los Papeles de Panamá, como haciéndose de nuevas ante un problema para cuya erradicación no han movido un dedo, que indigna y despierta las iras de los ciudadanos de sus países que cumplen con el fisco.

Sobre todo en la vieja Europa, abanderada de la austeridad, que exige enormes sacrificios en forma de recortes y ajustes para mantener la ortodoxia presupuestaria y controlar el déficit, predica la fiscalidad obligatoria y la persecución del fraude, pero sigue manteniendo en su interior varios paraísos fiscales que son un insulto a los contribuyentes.

Y los bancos. Algunos bancos -también españoles- conocen los circuitos de la opacidad y son canalizadores de fondos hacia los paraísos fiscales. Son ‘colaboradores necesarios’ con el fraude y mantienen la supervivencia de esos territorios en los que guardan sus cajas fuertes destacados patriotas: nobles y plebeyos, políticos y empresarios, deportistas y actores, delincuentes, traficantes y corruptos varios que protagonizan un ejemplo global de opacidad transversal.

Por lo que toca a España, los papeles prometen. A uno que aparece en esa lista, que creó la sociedad cuando daba lecciones de ética y patriotismo, hay que darle la bienvenida al neoliberalismo. Aunque lo más relevante, por ahora, es que la aparición del escándalo coincidió con la apertura del plazo para la declaración de la renta, coincidencia que exalta más la indignación del contribuyente que espera que algún día el gobierno de turno cumpla con la obligación de perseguir el fraude de forma eficiente.

Una nota a pié de página: estos papeles son conocidos gracias a la investigación liderada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación. Un servicio más de los medios de comunicación que, a pesar de estar inmersos en su crisis de modelo e identidad, cuentan cada día las grandezas y miserias de la sociedad para que los ciudadanos estemos mejor informados y seamos más libres y cultos. Solo por esto, la prensa libre e independiente debería ser un bien a proteger.

Algunos bancos -también españoles- conocen los circuitos de la opacidad y son canalizadores de fondos hacia los paraísos fiscales

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