Opinión

El pin parental

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico presentó en Davos el informe ‘Las aspiraciones laborales de los adolescentes y el futuro del trabajo’ del que se concluye que el 40 por cien de los trabajos a los que aspiran los escolares españoles desparecerán en los próximos 15 años. 

Los expertos en prospectiva exploran el perfil de los nuevos empleos que aparecerán al amparo de la revolución tecnológica para diseñar la formación que responda a sus requerimientos. 

Este informe de la OCDE, y muchos otros, sobre el escenario cambiante del mercado laboral debería llevar a los políticos a sentarse y hablar en serio de un pacto educativo que perdure en el tiempo, gobierne quien gobierne, para que la educación deje de debatirse en una trinchera permanente. 

Pero los políticos españoles no toman en serio la educación, siguen con sus frivolidades como la polémica del pin parental de Murcia que sacó el Gobierno para  ‘denunciar’ el veto de la extrema derecha a algunas actividades complementarias en las aulas que, a mayores, consiguió que la derecha más moderada mordiera el anzuelo.  

La educación es tan importante que trasciende el corto plazo de una legislatura y la ‘parcialidad’ de un solo partido

Tengo parientes y amigos en la enseñanza que programan con total normalidad charlas y talleres sobre la diversidad afectivo-sexual, el respeto a las diferencias y a los modelos de familia, la violencia de género y la igualdad, las enfermedades de transmisión sexual, la drogodependencia, el acoso escolar, la libertad y tolerancia, derechos y deberes… 

Me niego a pensar que sea perverso transmitir a los escolares estos contenidos educativos que amplían sus conocimientos para vivir en una sociedad diversa. Más bien creo que es una bendición para los padres y la sociedad que el sistema educativo lleve a las aulas la realidad de lo que ocurre en la vida y forme a ciudadanos enterados y responsables, respetuosos con los derechos de todos.

Por eso, solo mentes enfermizas pueden oponerse a que los escolares participen en estas  actividades complementarias programadas por los centros e impartidas por personas competentes. Si alguien tuviera la tentación de adoctrinamientos partidistas e ideológicos los propios centros y las asociaciones de padres tienen  medios para impedirlo. 

Dos anotaciones. Una, ideologizar la educación es una miopía política que va en sentido contrario a lo que debe ser un contexto educativo sensato. Dos, la educación es tan importante que trasciende el corto plazo de una legislatura y la ‘parcialidad’ de un solo partido. Que lo sepan los políticos y, por favor, que no intoxiquen a los ciudadanos con frivolidades parentales.

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