Opinión

El diagnóstico de Cantinflas

Mario Moreno ‘Cantinflas’ conquistó al público hispano con sus monólogos delirantes que pronunciaba con asombrosa naturalidad y sencillez. Con ellos hizo reír y llorar y ayudó a pensar a mucha gente porque sus palabras llevaban siempre un mensaje social profundo.  

Circula por la red una frase que atribuyen al genial actor mejicano que es un diagnóstico certero de la situación económica: "Estamos peor pero estamos mejor, porque antes estábamos bien pero era mentira. No como ahora, que estamos mal, pero es verdad". 

No sé si la vicepresidente Calviño conoce estas palabras, pero su discurso optimista, al estilo Solbes, ha variado. Ahora "tenemos que prepararnos y trabajar en un escenario de inflación más persistente y elevada. Los próximos trimestres van a ser complejos", advierte. Por tanto, preparémonos para lo peor.  

No quiero marearles con la inflación, la guerra, la recesión y la disciplina fiscal que vienen…  Ni me atrevo a decir que este desastre económico anticipe un nuevo ciclo político. Tan solo corroboro que estamos mal económicamente y estamos peor políticamente —vean el debate del Estado de la Nación— con un gobierno convertido en "la casa de Tócame Roque": dividido, desacreditado e incapaz de ocuparse con coherencia de los asuntos del país.  

Siguiendo en clave de humor, en medio de esta crisis me acuerdo de Ciprián de Penalba, un campesino listo y pragmático que, cuando en el tardofranquismo apareció el ‘caso Matesa’ que parecía traer el fin del mundo sentenció: "non hai problema, o país pode con todo". Y tenía razón, aquel escándalo fue una simple anécdota.  

Si viviera hoy, seguiría diciendo que el país aguanta lo que le echen, pero añadiría "hasta que revente". Si eso ocurriera, que no es descartable, citaría el dicho, también certero, de un recluta que conoció en Parga cuando allí había unas instalaciones para adiestrar a los quintos. El muchacho, poco dotado, era incapaz de aprender nada de la instrucción y el sargento, sabiendo de sus limitaciones, hizo un aparte comprensivo con él y le dijo: 

"A ver, hombre, ya que tiene dificultades para aprender la instrucción, por lo menos diga ¡Arriba España!" Y el muchacho, con esa ingenuidad que está entre la retranca y sus escasa luces, le contestó: "Sabe o que lle digo, mi sargento, ¡o que a tirou que a levante!".

"Ahí está el detalle", diría Cantinflas. Claro que los que ahora están dejando a España como un solar, se irán de rositas y cuando lleguen otros que tengan que levantarla, aquellos mandarán incendiar las calles. Pero, tranquilos, ¡el país puede con todo!

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