Opinión

Con el Ave chove sobre mollado

EL AVE a Galicia fue prometido ¡a bombo y platillo! a lo largo de más de 30 años y resultó ser, perdonen el oxímoron, "unha mentira verdadeira". La primera fecha la fijó Abel Caballero en Vigo el 2 de mayo de 1988 cuando era ministro de Transportes: "En el año 1993 habrá un tren de alta velocidad circulando entre Madrid y Galicia".

Después los presidentes y ministros de los sucesivos gobiernos siguieron anunciando la llegada de este tren en mítines y entrevistas y fijando fechas que fue desmintiendo la realidad tozuda, incluso la última de 2020 que ahora corrige Bruselas. En tres décadas todos engañaron con tanta desfachatez que, recordando la ironía de doña Emilia Pardo Bazán, "la verdad de sus mentiras eclipsaba lo real".

Este recital de engaños corrobora que, con las infraestructuras, en Galicia "chove sobre mollado". Recuerden que el Plan de accesos a Galicia de los 70 tardó 18 años; las autovías A-6, A-52 y la del Cantábrico llegaron con años de retraso; la ristra de promesas del Plan Galicia de Aznar tiene como único logro el parador de Muxía otros 18 años después; la AP-9 que no tiene alternativa y sangra a los usuarios... En esto y otros casos tanto retraso hace bueno otro dicho gallego: "O que ven da casa grande, ou non chega ou chega tarde".

Hay quien piensa que el Ave es un capricho de los gallegos o un regalo generoso del gobierno de Madrid, cuando es una infraestructura necesaria para el flujo de viajeros de ida y vuelta -empresarios, comerciantes, turistas y particulares- que debería estar lista en el Xacobeo del año que viene por razones económicas y sociales.

¿Es creíble la fecha de 2022 que fija ahora Bruselas? En el tardofranquismo la revista Hermano Lobo preguntaba al lobo cada semana "para cuándo la amnistía, la libertad de prensa o la desaparición de la censura" y el cánido contestaba ouveando "el año que viene, si Dios quiere". En esta línea se expresó Zapatero -¡quién lo diría!- en junio de 2007 en un mitin de apoyo al candidato Abel Caballero: "El Ave llegará a Galicia en tiempo y forma", que equivale a decir cuando toque, ad calendas graecas.

Nos siguen tratando como a los niños y no escarmentamos. Por eso, cabe preguntar ¿cuándo dejaremos de bajarnos los pantalones ante desplantes como los retrasos del Ave, la deuda pendiente, el canon eléctrico, un plan razonable para As Pontes, la autovía Santiago-Lugo...?

Deberíamos recuperar aquel eslogan de la desparecida Coalición Galega ¡Fagamonos respetar!. Es el arma segura para mejorar la autoestima y solucionar los problemas.

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