Opinión

Los errores de Intel

Al hablar de empresas que fracasaron, cabe recordar que se trata de un problema universal. Como bien reza el dicho, el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. No prestar atención a las nuevas tendencias del sector, ignorarlas, no subirse al barco cuando aún tienes oportunidad y ser superado por la competencia son errores que se repiten una y otra vez, en todos los tiempos y en todos los lugares.

De nuevo, resulta imprescindible recordar que esto, además, le puede pasar a cualquier empresa, por grande o pequeña que sea. Hoy, es el caso de Intel, a quien solíamos considerar un titán tecnológico, pero que, con el tiempo y tras una serie de malas decisiones, ha caído de las alturas.

En este caso, además, las decisiones de las que hablamos son perfectamente tangibles. Intel, conocida entre otros productos por sus procesadores, ha triunfado en más de una ocasión, pero metido la pata otras tantas. Si bien la serie de procesadores Pentium III tuvo éxito, la familia posee su oveja negra. El procesador Pentium III 1,13 GHz resultó ser inestable y tener un rendimiento mejorable. A eso hay que añadirle sucesores como el Pentium 4 Prescott, que sufrieron el mismo destino pese a haber tenido tiempo y oportunidad para evitar tal problema.

Con todo, uno de los mayores fracasos de Intel llega con el procesador Intel Itanium. Un producto diseñado específicamente para su uso en entornos profesionales y con promesas de gran rendimiento y eficacia, pero que no cumplió las expectativas que había generado. El problema era sangrante: su estructura y funcionamiento eran muy complejos y diferentes al estándar de la industria.

Para sacarle el máximo partido, una empresa tendría que cambiar por completo de equipo y diseño informático. Este no era el caso con la competencia. Aunque quizá el rendimiento fuera un poco menor, los procesadores de AMD ofrecían una eficiencia considerable a un coste mucho menor, sin obligar a la empresa a poner sus sistemas informáticos patas arriba. Incluso si Intel diseñó un procesador muy potente, lo hizo sin tener en cuenta las necesidades del mercado.

No era la primera vez que ignora las tendencias del sector, recuerda Xataka. Los smartphones han revolucionado la telefonía móvil, e Intel tampoco es que fuera la única empresa en ignorarlos. Eso, sin embargo, provocó que a la competencia que ya suponían AMD y Nvidia se le sumara Apple. A medida que el resto de las casas triunfa más y más y su hueco en el mercado se expande, el de Intel no hace más que reducirse. Uno de los nichos donde solía tener una gran presencia, la industria de los videojuegos, ahora corre el riesgo de ser dominado por sus competidores.

Todos estos fracasos han puesto a Intel en una posición muy delicada. Según Vozpópuli, 2021 es otro año perdido para la marca, siendo ya el tercero consecutivo frente a una competencia que no hace más que crecer. La pandemia, sin duda, ha supuesto un duro golpe para la marca, siendo la causa del desabastecimiento y la escasez de materiales esenciales como los chips para los procesadores.

Los errores se pagan, y en algunos casos se pagan muy caros. En el caso de las empresas tecnológicas mucho más. Hay sectores que admiten una tolerancia relativa al fallo, mientras que en el sector tecnológico los fallos estratégicos se pagan generalmente con la vida empresarial.

Una vez más se demuestra que los liderazgos no son eternos, y la supervivencia tampoco.

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