Opinión

Libertad y Memoria

EN EL 40º CONGRESO Federal del PSOE se habló de libertad y de memoria, con un homenaje al pasado que buscaba que los invitados especiales, González y Zapatero, se encontrasen a gusto. González en su discurso, pronunciado más que desde un atril, desde un púlpito, exhortó al "compañero secretario general" (así se dirigió a Pedro Sánchez) a estimular la libertad "de opinar críticamente" dentro del PSOE. 

Es una pena que el catedrático emérito, el viejo roquero socialista, no hablase de la necesidad de que el gobierno defienda también la libertad individual, porque basta un somero repaso a la realidad para descubrir que Sánchez y sus 22 ministros demuestran día a día con sus propuestas, leyes y decretos que lo suyo es precisamente lo contrario, la reducción progresiva de esa libertad. 

Su manera de gobernar descansa en la necesidad de que se confíe a ciegas en la experiencia, el saber y las buenas intenciones de papá Estado. ¡Para qué te vas a preocupar en decidir lo que mejor se acomoda a tus deseos de autodeterminación personal si ya se encarga el Gobierno de decidir por ti y en paz! Por supuesto si alguien rechaza este esfuerzo por marcar el camino correcto (¡que desagradecidos e ignorantes hay en todas partes!) y decide manifestar su disconformidad, ¡caiga sobre él todo el peso de la Ley! 

Así, si queremos tener (ahora se dice adoptar) una mascota se nos obligará a hacer un curso, que con el tiempo seguro que incluirá un módulo de perspectiva de género, porque no es lo mismo tener un perro que una perra. El precio de compra o alquiler de un piso no lo marcará el mercado, con aquella máxima de que las cosas valen lo que alguien esté dispuesto a pagar, sino que será el BOE quien lo haga. Las empresas tendrán limitados sus beneficios y por supuesto habrá que superar las cuestiones de conciencia: los abortos o la eutanasia han de practicarse, aunque los médicos tengan impedimentos morales que se lo impidan. Todo esto es lo que nuestro Gobierno entiende por libertad individual.

González y Zapatero, socialistas a los que Carlos Herrera denomina "del Antiguo Testamento", también reivindicaron la memoria de otros tiempos. Pero de que memoria se puede hablar al Gobierno autor de una ley de Memoria Democrática, profundamente antidemocrática y más diseñada para dividir que para recordar. De ser verdaderamente democrática debería partir del hecho de que la memoria es algo personal y por tanto, no cabe construir desde un relato excluyente que no admite contradicción, una memoria colectica que impone desde el poder un pensamiento único. Ciertamente no hay nada más intolerante que no respetar que la gente tenga derecho a recordar, escribir o defender lo que quiera, e incluso a olvidar si ese es su deseo.

En fin, de lo que no se ha hablado en ese congreso, es que lo que verdaderamente urge es concentrar esfuerzos en dar respuestas a los desafíos que un mundo en tumultuoso cambio nos plantea y que tampoco se cuestionen los torpes ejes del programa del presidente Sánchez, que pasan por atacar los derechos a la propiedad privada, a la libertad de empresa, a la libertad de expresión, o a la igualdad entre españoles. ¡Señores del Gobierno saquen sus manos de mi vida privada, respeten mi forma de entender el mundo y no quieran decidir por mí!

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