Opinión

Ideas para transformar el mundo

Hace unos días, promovido por Jaime Mayor Oreja, veía la luz en Madrid la plataforma NEOS (acrónimo de los puntos cardinales, norte, este, oeste, sur), una alternativa cultural que desde el ámbito de la sociedad civil pretende reivindicar y defender los principios del humanismo cristiano, germen de la civilización occidental. Hoy más que nunca son cuestionados y atacados desde la ideología dominante que se nos pretende imponer a todos sin posibilidad de disidencia. Estos ataques buscan desde múltiples frentes, sustituir, reemplazar y subvertir el orden social. El origen de la crisis que vivimos no se encuentra en el agotamiento de nuestro modelo, sino en la imposición de un proyecto cultural totalitario basado en un relativismo extremo, en el que los conceptos del bien y del mal no existen.

El duelo entre derecha e izquierda ha pasado a la historia, porque como escribió Pérez Galdós aplicado a la convulsa España de entonces: hace tiempo que se ha quedado viejo el debate entre aristócratas absolutistas y burgueses liberales. Desde Gramsci sabemos que la revolución social no se hace en las calles ni en las fábricas, ni asaltando parlamentos ni con golpes de Estado. La verdadera revolución se libra en la batalla cultural, en la transformación de las convicciones públicas y de los hábitos sociales. Por eso, este pedía que se olvidaran las armas y se controlaran los medios culturales e informativos.

La izquierda, experta en aplicar sentencias a conveniencia gracias a su arsenal de toxicidad, ha hecho de esta batalla cultural su arma más letal creando un ‘nuevo credo’ que emplea distintas herramientas como la política identitaria y de género, la interseccionalidad, la cultura de la cancelación, el discurso de lo políticamente correcto..., cuyo objetivo es la desmantelación del orden liberal y las libertades individuales de nuestras sociedades democráticas. En España el proyecto totalitario y relativista de izquierdas empezó a gestarse en 2004, con la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a la presidencia del Gobierno de España y hoy lo desarrolla su alumno aventajado Pedro Sánchez con sus socios. 

Todo esto es el objeto de la guerra cultural que sin duda irá a más y que puede destruirnos, de hecho ya lo hace. Para enfrentar esta situación, NEOS establece siete grandes líneas de trabajo: defensa de la vida, dignidad de la naturaleza humana, la familia, la verdad, la nación española, la Corona y la libertad de expresión, de educación y religiosa.

Vivimos una crisis no sólo económica, sino principalmente moral. Por ello, NEOS busca ser la ‘brújula’ que ayude a recobrar la dirección perdida, sumando los esfuerzos de personas e instituciones (jóvenes, representantes del mundo de la empresa, la universidad, la comunicación, o el pensamiento) que deciden dar un paso adelante, para demostrar que «existe otra manera de entender el mundo, porque no todo vale».

Necesitamos los liderazgos nacionales e internacionales que NEOS ofrece (Jaime Mayor, Mª San Gil, Ignacio Sánchez Cámara,…), pero sobre todo su visión acerca de hacia dónde camina la humanidad para poder enfrentarnos mejor a los retos que se nos presentan, con el convencimiento de que sólo así sobrevivirá la democracia y lograremos un mejor mañana para todos. 

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